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Con seis meses de retraso y sin garantías de que sean aprobados en el Congreso, el gobierno de Rajoy presentó ayer sus presupuestos para el año en curso, que según la propaganda oficial son los más sociales porque anuncian una rebaja del IRPF para las rentas más bajas, una actualización de las pensiones que beneficiará a tres de cada cuatro jubilados, los que tienen las percepciones más bajas y se concreta la anunciada subida a los funcionarios que ya se pactó con los sindicatos. Un repaso más a fondo rebaja el carácter social porque el gasto público crece menos que el Producto Interior Bruto y se queda en un 40,5% del PIB para cumplir las exigencias de austeridad, también bajan las partidas para la prestación de desempleo o para luchar contra el cambio climático y las subidas para los pensionistas oscilarán entre los 100 euros anuales de subida para quienes cobren hasta 12.040 euros y los 450 que aumentan las de viudedad. Tampoco es para lanzar las campanas al vuelo después de las manifestaciones de jubilados teniendo en cuenta además que el ministerio que sale mejor parado de estos presupuestos es el de Defensa. Por lo que respecta a Catalunya, no se han concretado las promesas y se destina una inversión del 13 por ciento, muy por debajo de su aportación al PIB y también del porcentaje de población. Peor van las cosas en las partidas previstas para Lleida que por segundo año consecutivo se quedan en torno a los 50 millones, muy lejos de los 491 millones que por ejemplo se aprobaron en 2009. Apenas dos millones y medio para la N-240, con bonificaciones en los peajes de la AP-2 para vehículos pesados entre Les Borges y el Pla de Santa Maria y cerca de ocho millones para la A-14, de los que casi la mitad ya se ejecutaron durante este ejercicio. Migajas para nuestras comarcas que contrastan con la generosidad con que estos presupuestos tratan al País Vasco, que tras haber conseguido la mejora del cupo, ahora ve cómo pueden conseguir 308 millones adicionales en transferencias corrientes. Es el precio que el PP está dispuesto a pagar para conseguir el apoyo del PNV a estos presupuestos, imprescindibles para su aprobación si el PSOE mantiene su negativa. Los nacionalistas vascos han insistido en que no darán el sí mientras se continúe aplicando el artículo 155 en Catalunya y ya se verá cómo evoluciona la negociación, pero de momento los presupuestos nacen sin los apoyos necesarios.

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