Patata caliente

El nuevo ministro de Interior Grande Marlaska y el juez Llarena han mantenido su primer enfrentamiento por el posible acercamiento de los políticos catalanes presos a cárceles catalanas. El primero aseguró en una entrevista radiofónica que es partidario, si el juez lo autorizaba, de “evaluar un traslado que ayude a una vida personal y familiar más fácil” añadiendo que el gobierno, Interior o Instituciones Penitenciarias, solo deciden directamente sobre el traslado de presos cuando hay sentencia, lo que no es el caso de los políticos catalanes. El juez Llarena replicó de inmediato que como instructor de la causa no tiene competencias para definir y concretar el centro penitenciario en el que deben permanecer los procesados, aludiendo a sentencias del Tribunal Constitucional y a la misma ley penitenciaria en que corresponde a Instituciones Penitenciarias la organización, la clasificación y el destino de los reclusos. Da la impresión de que las dos partes pretenden eludir la patata caliente de una decisión, el acercamiento de estos presos, que al margen de criterios jurídicos, ya es una cuestión de humanidad, de aplicar el sentido de las leyes penitenciarias y de no mantener espíritus revanchistas y de venganza. Pero el posible acercamiento es la punta del iceberg, porque la cuestión a resolver es la abusiva prisión preventiva a que siguen sometidos y la calificación de los delitos que se les imputan. Si como dicen, la investigación está prácticamente acabada, estos presos deberían quedar en libertad hasta que se dictara sentencia. Experiencia y diálogo La leridana Teresa Cunillera será la nueva delegada del Gobierno en Catalunya con el reto de superar la nefasta etapa de Millo y la aplicación del 155. A la que fue diputada socialista durante seis legislaturas y vicepresidenta del Congreso le sobra experiencia y conocimientos para afrontar el complicado objetivo de normalizar las relaciones institucionales y también ha demostrado a lo largo de toda su trayectoria capacidad de diálogo para entenderse con todos los sectores. Y también será bueno para Lleida tener una representante de sus comarcas en un puesto clave.