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El miércoles será día de sonrisas y lágrimas. Un total de 68.616 alumnos de Infantil, Primaria y ESO de las comarcas de Lleida empezarán un nuevo curso escolar. Son 635 más que el año anterior. También habrá más profesores, aunque no aumentan en la misma proporción. Así, la plantilla de 5.139 docentes en nómina en la demarcación tan solo se ha incrementado en 21 profesores respecto al curso anterior. El departamento de Enseñanza asegura que la normalidad será la nota predominante, pero tanto el conseller, Josep Bargalló, como el delegado territorial, Carles Vega, han advertido que el fantasma de la aplicación del artículo 155 de la Constitución todavía planeará sobre las aulas. Y no como amenaza futura, sino porque no se han podido acabar las obras de los institutos de Tàrrega, Seròs o Alcarràs. Mollerussa estrenará instituto, pero lo hará de manera provisional en el edificio de Cal Duch. Y en La Pobla de Cérvoles cerrará la escuela Josep Espasa, que solo tenía dos alumnos matriculados.

El curso escolar llega con nuevos retos. El uso y abuso del móvil por parte de los alumnos de Secundaria ha abierto un debate sobre si deben prohibirse o limitarse los teléfonos en los institutos. Los centros tienen autonomía para poner normas al respecto. Cada vez más institutos optan por prohibirlos. La ministra de Educación, Isabel Celaá, se mostró partidaria de desterrarlos de las aulas por los problemas que acarrean, pero la Generalitat lo rechaza argumentando que el Consell Escolar de Catalunya dictaminó que era positivo con fines educativos y si está regulado por el centro. El problema es quién le pone el cascabel al gato. Nadie duda de las bondades pedagógicas de muchas aplicaciones y de la importancia de la implantación de nuevas tecnologías en las aulas, pero no es menos cierto que es casi imposible de controlar qué está viendo el adolescente en su pantalla mientras dura la clase. Los institutos que ya regulan el uso del móvil hacen un balance positivo de la medida. Y no solo en el aula, sino en el patio, porque favorece que los alumnos se relacionen entre ellos, jueguen y se comuniquen. Habría que tomar buena nota de estos avances para erradicar malas prácticas. El móvil está demasiadas veces vinculado al acoso escolar entre adolescentes.

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