Alerta contra la peste

El sector porcino en Lleida y Catalunya está viviendo unos años esplendorosos, aunque como decíamos el domingo, el margen de beneficio se ha reducido en las últimas semanas, con incremento de la producción, un dinamismo extraordinario que se ha traducido en inversiones y diversificación de las empresas punteras y un espectacular incremento de las exportaciones. La sombra que se cierne sobre el sector y que ha generado un llamamiento de alarma de sus representantes es la aparición de brotes de peste porcina en Bélgica, con dos jabalíes muertos, y especialmente en países del Este como Rumanía, Hungría o Polonia y el temor a que la epidemia se pueda propagar. El problema es que pese al potencial productor de España también se están registrando importaciones de lechones, básicamente de Holanda, y que paradójicamente y pese a la proliferación que padecemos también se han registrado algunas importaciones de jabalíes para repoblar algunos cotos en el centro y el Este de la península. Ante la posibilidad de contagio, es prioritario que se evite esta importación de jabalíes, pequeña cuantitativamente pero con un riesgo de contaminación importante que, de hacerse efectivo, representaría una catástrofe para el sector, porque pondría en peligro el 50 por ciento de la producción española y leridana que actualmente se destina a la exportación. Basta recordar lo sucedido entre 1997 y 2001 con los últimos brotes de peste porcina en España que forzaron el cierre de fronteras y la crisis de un sector que se ha convertido en uno de los motores de nuestra economía. Ciertamente, se han mejorado mucho las condiciones biosanitarias de las granjas, los controles de acceso y del movimiento de animales, pero la posibilidad de que se produzca un brote en España y la subsiguiente reacción de los mercados y las autoridades comerciales desata el temor entre los productores. Las medidas planteadas son claras y hay que cerrar la importación de jabalíes del centro de Europa, extremar los controles en las importaciones de lechones y también aplicar los protocolos sanitarios pertinentes a quienes vayan a cazar a estos países, porque también pueden ser elementos de transmisión, e incluso a los viajeros que lleguen de países con problemas de peste porcina, entre los que además de los citados, se incluye China o Japón. Nos jugamos demasiado para dejar cualquier circunstancia sin controlar.