SEGRE

Creado:

Actualizado:

El partido entre el Lleida Esportiu y el Hércules del sábado tuvo un colofón tristísimo cuando, una vez acabado, miembros de un grupo de seguidores locales agredieron a dos mossos que los separaban de otro grupo de aficionados alicantinos con los que se estaban insultando en el entorno del Camp d’Esports. Uno de los agentes recibió una pedrada y el otro, un puñetazo en la cara, y al parecer, serían cuatro los implicados en el ataque. Al margen de las consecuencias judiciales que pueda haber sobre los autores de la agresión, hay que conminar al Lleida a que impida que vuelvan a acceder al campo, porque un club deportivo no puede permitirse tener como aficionados a individuos capaces de comportarse de esta manera. Clubes e instituciones deben actuar de la mano para afrontar y prevenir brotes de violencia vinculados al fútbol. Por eso, tampoco no se entiende que una directiva del Lleida reaccione a un tuit del alcalde, que se limitaba a condenar los hechos y a desear una pronta recuperación a los agentes heridos, subrayando que los hechos sucedieron fuera del campo y descalificando un mensaje que no culpaba al club de lo sucedido ni tenía ninguna connotación política. Esperemos que el sentido común impere y que las dos partes vayan de la mano en este asunto. El ascenso de la ultraderecha “Vamos a expulsar a los rojos marginales de nuestra patria [...] se irán del país o irán a la cárcel.” Esta es una de las perlas de los discursos de Jair Bolsonaro, el ultraderechista que se ha convertido en el nuevo presidente de Brasil, según los resultados provisionales, el quinto país más poblado del mundo y el noveno en el ranking económico. Si se confirma su victoria, otro líder populista y con tintes reaccionarios se sumará a la estela de Trump o del italiano Salvini, sin olvidar el ascenso de la ultraderecha en casi toda Europa. Es una nueva constatación de que la incertidumbre sobre el futuro económico, el temor a la inmigración o el aumento de la inseguridad –efectos colaterales de la crisis– han abonado el terreno para la derecha más radical ante la falta de respuestas del resto del arco político.

tracking