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Después de las peticiones de cárcel de la Fiscalía General y la Abogacía del Estado a los dirigentes del “procés” ya parece imposible que puedan salir adelante los presupuestos del Estado para el año que viene que habían pactado el PSOE y Podemos, que contemplaban medidas como el aumento del salario mínimo y la reversión de los recortes en salud, enseñanza y ayudas sociales. Los independentistas han dejado claro que no apoyarán los presupuestos de un Gobierno que mantiene en prisión a sus dirigentes y como hasta el juicio que empezará en enero no se registrarán cambios de postura ni en la Fiscalía, ni en la Abogacía del Estado, hay que descartar que los presupuestos de Sánchez puedan ser aprobados porque ni tiene el apoyo independentista, ni el del PP y Ciudadanos. En consecuencia, a Sánchez aunque su ministra de Economía insista en que seguirá con su plan A, que es aprobar los presupuestos pactados, solo le quedan dos opciones: prórroga presupuestaria o elecciones anticipadas. La primera tiene el inconveniente de que fueron elaborados por el PP, que se ajusta poco su política a los criterios aprobados y que se arriesga a muchas derrotas parlamentarias. La segunda tiene la ventaja de unas encuestas favorables al PSOE, con la derecha dividida y el inconveniente de que había prometido apurar la legislatura. Pero siempre podrá argumentar que los independentistas le han forzado a adelantar la cita con las urnas. Dimisión a medias Se va de la ejecutiva nacional María Dolores de Cospedal para no perjudicar al nuevo secretario general, pero no dice nada de su acta de diputada por lo que se supone que ya han pactado que la mantendrá y, en una pirueta desgraciadamente habitual en política, se presenta como víctima de los ataques por las conversaciones mantenidas con el excomisario Villarejo. No aclara porqué ella y su marido le encargaron investigaciones sobre su compañero Javier Arenas o sobre su adversario Rubalcaba y sobre todo no aclara que atendió al excomisario en su despacho de secretaria general del PP y hablando en nombre del partido. Prácticas peligrosas.

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