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Son unos presupuestos más sociales y se prevé más inversión para Catalunya, aunque se queda a unas décimas del 18 por ciento marcado por el Estatut, pero de los 2.051 millones previstos para inversión en Catalunya, apenas 36 figuran en las partidas fijadas para las comarcas de Lleida, menos aún de los 44 consignados en los presupuestos del año pasado que ya fueron criticados por el bajo nivel de las inversiones previstas con el agravante de que en algunos casos ni siquiera llegaron a ejecutarse. En el de este año, al margen de las partidas de conservación y mantenimiento, no se prevé ninguna gran inversión en Lleida y las cantidades consignadas para las obras pendientes, el canal Segarra-Garrigues, la conversión en autovía de la N-230 hasta el límite con la provincia de Huesca o el deseado desdoblamiento de la N-240 entre Lleida y Montblanc son más bien simbólicas que apenas llegarán para atender los estudios previos. El grueso de la inversión prevista para Catalunya se va para el corredor mediterráneo o para la mejora de Rodalies en Barcelona y los beneficios para Lleida se reducen al impacto que pueda tener el incremento del gasto social y las partidas globalizadas, al margen de las mejoras en la cobertura del paro y los aumentos en las pensiones y los salarios de los funcionarios. La ministra de Hacienda dejó abierta la puerta a mejorar las inversiones durante la negociación parlamentaria, algo habitual en cualquier debate presupuestario, pero que este año tienen unas complicaciones añadidas porque para que no prosperen las enmiendas a la totalidad y se empiece a negociar, Sánchez necesitará el apoyo de los independentistas catalanes. Algo que de entrada parece más que complicado porque Esquerra sigue reclamando gestos hacia los políticos presos y por el PDeCAT, Carles Puigdemont pidió ayer desde Bruselas una mesa para el diálogo, además de compromisos por escrito de que se cumplirá lo presupuestado. Podría ganarse tiempo si se rechazan las enmiendas de totalidad y se empieza a negociar el proyecto, pero de momento no se atisban esperanzas de que puedan aprobarse estos presupuestos, aunque Sánchez se aferra a que ni en ERC, ni en el PDeCAT hay una postura uniforme sobre el tema y que una posible alternativa de Casado y Rivera sería aún peor. Si no llegan estos apoyos, a Sánchez no le quedará más remedio que prorrogar los presupuestos actuales o convocar elecciones.

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