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El culebrón de las relaciones entre el Reino Unido y la Unión Europea vivió ayer otro episodio esperpéntico, adornado por la escenografía de la cámara de los comunes y la actuación de un speaker que ya se ha convertido en estrella mediática, con el rechazo por solo cuatro votos de una salida sin acuerdo. La votación se produjo al día siguiente de que el segundo plan de Theresa May fuera rechazado por 391 votos en contra frente a 242, una derrota contundente pese a las ligeras mejoras que había conseguido de la Unión Europea en la salvaguardia irlandesa, con lo cual el Parlamento británico ha votado que no quiere irse según los dos planes negociados entre May y la Comisión Europea, pero tampoco quiere irse sin acuerdo, aunque esta decisión se haya aprobado por los pelos. ¿Qué quiere el Parlamento británico? A ciencia cierta nadie lo sabe porque unos, como el laborista Corbyn, insisten en que se adelanten las elecciones, otros quieren simplemente un acuerdo más ventajoso para el Reino Unido a sabiendas que la Unión Europea no puede ceder más, los menos quieren que se convoque un segundo referéndum y otro siguen anclados en la vieja idea del Imperio británico, que no necesita para nada las relaciones con lo que ellos llaman el continente. De este galimatías con opiniones de todos los colores en los diferentes partidos puede salir cualquier cosa y hoy vuelven a votar si plantean una prórroga para seguir negociando otro posible acuerdo con el inconveniente de que esta extensión también tiene que ser aprobada por la otra parte, el Consejo Europeo, en su cumbre de los días 21 y 22 y además tiene que hacerlo por unanimidad. Algo que no está garantizado porque pese a la buena voluntad de Juncker y sus negociadores, hay muchos países que simplemente están hartos de la postura británica y no quieren hacer más concesiones. El plazo para la salida del Reino Unido de la Unión Europea vence el 29 de marzo y aunque se ha descartado una salida sin acuerdo, algo que todos consideraban una catástrofe para las dos partes, no está claro que pueda conseguirse una prórroga, porque las elecciones europeas convocadas para mayo complican el escenario y la incertidumbre, ya que si no ha habido Brexit en esta fecha el Reino Unido está obligado a convocar elecciones como el resto de países. Algo ahora impensable. El lío es de consideración y muchos se acuerdan de Cameron y su idea del referéndum.

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