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Ángel Hernández y María José Carrasco lo tenían decidido. El día que ella lo pidiera, él la ayudaría a morir. Esta mujer, de 61 años, y vecina de Madrid, hacía tres décadas que estaba afectada por una esclerosis múltiple. Secretaria judicial, había tenido una vida activa e inquieta, pero hacía ya muchos años que el piano que tocaba había enmudecido. Con la enfermedad y deterioro llegaron las barandillas en los pasillos, cayó un tabique para hacer más amplia la habitación. Se fueron las puertas que dificultaban el paso de la silla de ruedas. Prácticamente paralizada y con problemas de visión y audición, estaba esperando que la ley del Congreso se aprobara para poder morir dignamente y que su marido no tuviera problemas con la ley. La interrupción de la actividad parlamentaria por la convocatoria de elecciones ha retrasado su tramitación y María José no ha podido esperar más y su marido está ahora detenido por ayudarla a morir. La eutanasia es una asignatura pendiente en España y en medio planeta, ya que Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Colombia, Canadá y el estado australiano de Victoria son los únicos que la tienen aprobada y ya sería hora que las leyes normalizaran estas últimas voluntades de las personas a las que la medicina no da ninguna esperanza de vida y que deciden libremente poner fin a su agonía. Un careo necesario

Las versiones diametralmente opuestas que están ofreciendo ante el Supremo los responsables de los Mossos y los agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional de lo sucedido el día 1 de octubre de 2017, en que se celebró el referéndum en Catalunya, requieren del careo propuesto por la defensa de los encausados entre el exjefe de los Mossos con el 155, Ferran López, y el teniente coronel Diego López de los Cobos, que coordinó a las fuerzas policiales aquellos días. Todos están bajo juramento y está claro que no todos dicen la verdad. Además, están las imágenes, que hablan más que mil palabras y que tarde o temprano darán o quitarán razones a acusados y testigos.

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