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La Conferencia Episcopal Española ha dado un nuevo ejemplo de lo anclada que está a tiempos pasados con la “bendición” de los cursos para “curar” la homosexualidad que promueve el controvertido obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla. Que a estas alturas alguien pueda pensar que una tendencia sexual concreta sea considerada una enfermedad y, por tanto, requiera ser tratada médicamente, es que está totalmente alejado de la realidad o, lo que es peor, no quiere aceptarla e intenta distorsionarla. Este sería el caso del secretario general del citado estamento religioso, Luis Argüello, quien, pese a decir que la homosexualidad “no se cura”, apoyó los cursos de la diócesis de Alcalá porque “no buscan la curación médica, sino el acompañamiento y sanación espiritual”. De todas formas no extraña en demasía que estos altos cargos de la Iglesia católica española se expresen en estos términos, teniendo en cuenta qué opina al respecto su máximo dirigente, el papa Francisco. El pontífice, que había dado muestras de cierta modernidad y aperturismo desde su llegada al Vaticano, la pasada semana, en una entrevista concedida a Salvados, venía a decir más o menos lo mismo que sus delegados españoles. “Cuando la persona es muy joven, muy pequeña, y empieza a mostrar síntomas raros (sic), ahí conviene ir a un profesional, a un psicólogo que más o menos vea a qué se debe eso”.

Y en la otra cara de la moneda y en otra problemática que atañe a la Iglesia, la de los abusos a menores por parte del clero, se están dando pasos en la buena dirección. Así, el obispo de Solsona, Xavier Novell, el único de las comarcas leridanas que ha anunciado la creación de una comisión para ayudar a las víctimas, ha avanzado en su última carta dominical que su diócesis formará en afectividad y sexualidad, tanto a sacerdotes como a laicos, para ayudarles a prevenir y detectar posibles casos de abusos sexuales a menores. “Apostamos por la formación porque es la mejor prevención”, sentenció Novell, quien añadió que “quiero que la diócesis sea un espacio seguro, un lugar donde quien sufra abuso pueda llegar a revelar su sufrimiento, pueda denunciar y ser acompañado en el proceso de curación”. Así sí se afrontan los problemas y no buscando curaciones donde no hay enfermedades.

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