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La presentación de las conclusiones en el procedimiento penal es la última oportunidad de las partes para convencer al tribunal de las tesis o las pruebas aportadas durante las sesiones y los cuatro defensores de los acusados del procés que intervinieron ayer se emplearon con entusiasmo, con rigor y con más solvencia que la demostrada por los fiscales en sus conclusiones de la semana pasada. Cada cual con su estilo, más político Van den Eynde, más técnico y respetuoso pero contundente Melero, apasionado Pina y meticuloso Josep Riba, el defensor del exconseller Mundó, pero todos coincidieron en reprochar a la fiscalía que no ha probado absolutamente ninguno de los delitos que se imputan a los dirigentes presos. Nadie más que los mismos protagonistas sabe si los miembros del tribunal ya tienen una posición tomada, como suele suceder en otros juicios cuando se llega a las conclusiones, o si los alegatos de ayer pueden influir en su decisión, pero a la vista de lo expuesto en estos cuatro meses de juicio nadie puede inferir que en Catalunya se vivieran episodios violentos, ni que se produjera un alzamiento y las acusaciones en ningún momento han podido probar que los acusados promovieran con violencia una rebelión. El abogado de Junqueras, Andreu Van den Eynde, fue explícito en sentido contrario al asegurar que no hay nadie en el banquillo que no rechazara la violencia, el de Forn, Xavier Melero, fue más lejos al lamentar que se está banalizando la violencia, y el de Sánchez, Rull y Turull, Jordi Pina, negó directamente la versión de la fiscalía sobre el golpe de Estado, que no existió porque “solo hubo protestas y manifestaciones” y se preguntó por qué no habían traído al juicio a los responsables del Ejército, algo que sería lógico si realmente hubiera existido un golpe de Estado. Sí admitieron, en cambio, que pudiera existir desobediencia, que en opinión de Van den Eynde la confunden con sedición o rebelión, y Melero admitió que su cliente, el exconseller Forn, desobedeció, para asegurar a continuación que el gobierno de la Generalitat ni proclamó la independencia, ni arrió la bandera española, aunque era consciente de que esta constatación podía molestar a algunos. Quedan por intervenir el resto de los defensores y con las últimas palabras de los acusados quedará visto para sentencia el juicio. O al menos la primera parte, porque nadie duda que habrá una segunda en Estrasburgo.

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