SEGRE

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Todavía no se conoce la sentencia del procés, pero la crispación ya se ha instalado en la política catalana con espectáculos tan lamentables como el vivido el jueves en el pleno del Parlament con cruce de insultos y descalificaciones, diputados que parecían a un paso de llegar a las manos, gritos y portazos, expulsión del portavoz de Ciudadanos y abandonos del hemiciclo primero del grupo de la CUP, después de diputados que no querían oír a Cs y finalmente, de todo este grupo al ser expulsado su portavoz. Es evidente que el grupo de Ciudadanos ha radicalizado su discrepancia con episodios tan lamentables como la exhibición de la imagen del atentado de Vic en una instrumentalización del terrorismo que solo buscaba la foto o con sobreactuaciones como la del portavoz Carrizosa, que prácticamente se hizo expulsar, pero también es cierto que desde la presidencia de la cámara se debe evitar aplicar raseros distintos para permitir abucheos o gritos o tolerar insultos a diputados de la derecha desde los palcos del público, y que parte de los diputados independentistas cayeron en la trampa de intercambiar gritos e insultos, olvidando que con episodios como el del jueves quien sale más perjudicada es la imagen de la cámara y de la misma política catalana. Difícilmente podrán pedir a los ciudadanos tolerancia, respeto y civismo quien no lo tiene en cuenta en sus intervenciones en la cámara que a todos nos representa. Dicho esto, hay que admitir que la sesión estaba marcada por el impacto de la prisión decretada para los siete detenidos y la solidaridad entre los grupos independentistas. Algo comprensible, pero que también tendría que estar acompañada de la condena de cualquier tipo de violencia, aunque sea de baja intensidad, porque está demostrado que el independentismo catalán es democrático, pacífico y antiviolento, pero también puede haber quien considere que se pueden utilizar otras vías para llegar a la independencia y aunque esta minoría no cambiará la imagen de la mayoría, sí convendría respetar tanto la presunción de inocencia como la profesionalidad de las investigaciones, la separación de poderes o la independencia judicial, aunque en esta cuestión parece que la mayoría parlamentaria ya ha tomado postura al lado de la CUP al reclamar la amnistía antes de la condena, la retirada de la Guardia Civil de Catalunya o respaldar la desobediencia civil e institucional. Tiempos duros.

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