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Tal como estaba previsto la cuarta moción de censura presentada en el Parlament ha corrido la misma suerte que las tres anteriores: ha fracasado. Pero en las anteriores, presentadas por Josep Benet y Pasqual Maragall contra Jordi Pujol y por Josep Piqué contra Pasqual Maragall, que fue retirada antes de la votación, hubo crítica a la gestión y propuestas para una forma de gobernar con un programa alternativo. Ayer no se llegó a conocer cuál era el programa de gobierno de Lorena Roldán, que es la esencia de una moción de censura constructiva o sea con candidato alternativo, porque ni siquiera lo esbozó y porque ni ella podía imaginarse que la moción pudiera salir adelante. Lo sabía la misma Inés Arrimadas, que encabezó la lista más votada en Catalunya en las últimas elecciones e incluso renunció a presentar su candidatura o una moción de censura como le había exigido en su momento el PP, porque sabía que estaba condenada al fracaso. En cambio, lo ha hecho su sucesora, mucho menos conocida y con menos experiencia. ¿Por qué? Simplemente por estrategia de partido, para culminar la escalada verbal de las últimas sesiones parlamentarias con la expulsión de su portavoz Carlos Carrizosa y como un acto más de la campaña para las elecciones del 10-N. Las encuestas no auguran nada nuevo para el partido de Rivera, al que muchos votantes, incluso de los suyos, culpan del bloqueo que padece el país y que pierde terreno frente a un PP más moderado que en la anterior cita electoral. Necesita más gestos y visualizar que hacen algo frente a la espiral independentista y que, a diferencia del PP y sobre todo de los socialistas, ellos sí que plantan cara a Torra y sus secuaces. La de ayer era una moción que buscaba convertir el Parlament en una caja de resonancia para el resto de España escenificando como el PSC eludía apoyar la defensa de los valores constitucionales que supuestamente defendía la candidata Roldán. El mismo Miquel Iceta bromeó en su intervención diciendo que parecía más una moción contra él mismo que contra Torra y tiene razón en que el objetivo principal era debilitar los apoyos que el PSOE pueda tener en el ámbito estatal denunciando una supuesta postura pusilánime en Catalunya del PSC. Ya se verá si su estrategia mejora las perspectivas electorales de Ciudadanos, pero aunque tenga derecho a presentar la moción, no debería utilizar el Parlament para actos de propaganda.

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