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La Audiencia Provincial de Barcelona condenó este jueves con penas de 10 a 12 años el ataque sexual en grupo a una adolescente de 14 años en Manresa al considerar los hechos un abuso y no una agresión porque los autores no emplearon “ningún tipo de violencia o intimidación”, ya que el estado de embriaguez de la víctima la llevó a “perder totalmente la conciencia de lo que sucedía y de lo que hacía”. La sentencia ha reeditado la protesta por el juicio de La Manada de Pamplona entre juristas ante la actual redacción del Código Penal y la petición para que se unifique todo acto sexual sin consentimiento como violación. Tras la sentencia inicial de Navarra, muchas fueron las voces, jurídicas, políticas y evidentemente desde asociaciones feministas y la propia calle, que reclamaban con urgencia la revisión del redactado del Código Penal, que, desde la modificación de 1995, permite a los jueces interpretar si el delito cometido tiene una u otra consideración, en perjuicio siempre de la víctima. Los condenados en el Bages, cinco hombres que atacaron a la menor consecutivamente y, después, dos de ellos, a su vez, sabían que la joven era menor de 16 años y la sometieron a un acto “extremadamente intenso y especialmente denigrante”, según la propia sentencia, que tiene en cuenta los agravantes de menor, penetración y en grupo, pero interpreta que, al no haber negación explícita, no se puede considerar violación. Espeluznante se nos antoja a los ciudadanos de a pie tal consideración por lo que es de esperar que el Supremo revoque la barbaridad rubricada por la Audiencia de Barcelona, pero lo que cabe, y con urgencia, es reformar este redactado del Código Penal que deja al libre albedrío de los jueces la calificación de una violación en toda regla como un abuso sexual.

Por otra parte, los Mossos están investigando el asesinato de una mujer en Castellbisbal, presuntamente por parte de su marido, que habría confesado y está detenido. El hombre tiene 52 años y es vecino de esta localidad del Vallès Occidental y la víctima tenía 41 años. Un terrorismo doméstico que no cesa. Este año ya han muerto a manos de sus compañeros 8 mujeres en Catalunya, mientras perpetuamos roles jurídicos, culturales y educativos que en nada ayudan a frenar esta lacra de crímenes machistas.

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