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La maldición del Museu Morera continúa en pie después de un siglo con ubicaciones provisionales y cuando parecía que la itinerancia del principal equipamiento cultural de la ciudad culminaba con su instalación definitiva en la antigua Audiencia Provincial y el inicio de las obras, llega ahora la advertencia de las empresas adjudicatarias de que la rehabilitación del equipamiento es inviable con el actual proyecto y presupuesto. Consideran que hay problemas con la aparición de restos arqueológicos en el sótano, con el hallazgo de restos de las antiguas adoberías, con la demolición de espacios interiores e incluso con la climatización que en su opinión no se ajusta a la normativa, pero sobre todo discrepan con el presupuesto recordando que el proyecto salió a licitación en 2017, que el plazo de presentación de ofertas finalizó en octubre de aquel año, pero las obras no se adjudicaron hasta el mes de marzo siguiente, firmándose el contrato en junio de 2018 sin que empezaran las obras hasta un año después. Las empresas consideran que el tiempo transcurrido ha hecho que la oferta con que se adjudicó la obra, 4,47 millones de euros, ha quedado desfasada. O sea que reclaman más dinero para una obra que desde el principio tuvo una financiación muy complicada, contando con la colaboración de la Diputación, la Generalitat y el ministerio de Cultura, que se comprometieron a aportar un millón de euros, además de dos millones procedentes de los fondos FEDER de la Unión Europea. Hará falta más dinero como desgraciadamente sucede en casi todas las obras públicas, que siempre acaban costando más de la cantidad por la que han sido adjudicadas, pero se añaden los posibles problemas urbanísticos que no fueron contemplados en el proyecto inicial y el cambio de gobierno en la Paeria con el agravante de que los nuevos rectores se quejan de que no hay fondos y que tampoco estaban entusiasmados con el proyecto del nuevo Morera que defendían sus antecesores. La patata caliente la tienen los actuales dirigentes municipales, que decidirán en cuestión de semanas qué decisión toman con respecto al proyecto y al presupuesto del Morera después de estudiar las alegaciones de las empresas adjudicatarias, pero evidentemente no son buenas noticias para el futuro del museo, sobre el que parece continuar vigente la maldición de la provisionalidad que a este paso se prolongará durante más años.

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