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Si el objetivo de la repetición electoral de ayer era desbloquear la situación para facilitar una investidura y la gobernabilidad, habrá que suspender a los diseñadores de la estrategia porque el resultado de las urnas arroja un panorama aún más complicado del que salió en abril con algunos agravantes empezando por la debilitación del candidato más votado, Pedro Sánchez, condenado a volver a negociar con quienes no quiso hacerlo hace seis meses y en una posición de menor firmeza porque ha perdido votos y también tres escaños. Tampoco ayudará a la gobernabilidad la consolidación de la ultraderecha, la gran triunfadora de la noche que se convierte en la tercera fuerza del país y consigue nada menos que el 15 por ciento de los votos superando la barrera de los cincuenta escaños. En tercer lugar, hay que destacar el hundimiento de Ciudadanos, que pierde nada menos que 47 escaños que se reparten entre el PP y sobre todo Vox, y que paga en las urnas la errática línea de Albert Rivera, que irrumpió para convertirse teóricamente en bisagra que evitara depender de los nacionalistas y que ha acabado disputando el espacio de derechas y convirtiéndose en irrelevante porque, a diferencia de lo sucedido en abril, sus votos ya no le sirven ni a Sánchez, ni tampoco a la derecha. Lo significativo es que los grandes bloques de derecha e izquierda se mantienen con un 43 por ciento para cada uno, porcentaje similar al de abril, funcionando como vasos comunicantes en la derecha, mientras que la izquierda ha sufrido más el efecto de los dos puntos menos de participación y la dispersión del voto que ha representado la aparición del partido de Errejón, que solo consigue tres escaños, mientras la formación de Iglesias pierde siete. Y de cara al futuro, los nacionalistas vascos, que salen fortalecidos, y los independentistas catalanes seguirán teniendo la llave de la gobernabilidad como sucedía hasta ahora, y mejoran resultados al conseguir globalmente un diputado más que en los anteriores comicios, 23 frente a 18 de los constitucionalistas con 7 de En Comú-Podem, que repite resultados. Aunque ha perdido dos diputados en el conjunto catalán, ERC sigue siendo la fuerza más votada tanto en Catalunya como en Lleida, donde se repiten los resultados de hace seis meses, pero de cara a futuros comicios JxCat ha resistido bien e incluso gana un escaño y los comunes vuelven a ser el fiel de la balanza entre los dos bloques.

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