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La mayoría cautelosa era el concepto que esgrimía para repetir elecciones el jefe de gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, un politólogo que hasta ahora le había asesorado con éxito al igual que hizo antes con Xavier Garcia Albiol o el expresidente de Extremadura José Antonio Monago, ambos del PP. Se le atribuye la estrategia de Sánchez para triunfar en la moción de censura o aceptar el debate con Vox para dividir el voto de la derecha y ahora había acuñado el concepto de mayoría cautelosa para explicar que con la repetición de elecciones los socialistas ampliarían su margen de maniobra. En su opinión, ante la fragmentación de los votantes por la cuestión territorial, por la fractura generacional y por la crisis ideológica, los votantes optan por quien les ofrece seguridad, porque según ha dejado escrito “la certidumbre genera vasos comunicantes y la sensación de caos los rompe”. Y con esta teoría, los votantes tenían que votar a Sánchez mayoritariamente porque les ofrecía seguridad, teniendo en cuenta que el 65 por ciento del censo tiene más de 40 años, prudencia y la institucionalidad que busca esta mayoría. Evidentemente, sus cálculos han fallado y habrá que preguntarse si la respuesta a la sentencia del procés en Catalunya ha desbordado las previsiones y quebrado las cautelas o si puestos a buscar seguridad han optado por otras opciones, pero el resultado es que Pedro Sánchez lo tiene más complicado que hace seis meses. Su intención es buscar un gobierno de izquierdas, sin tener que depender de los independentistas catalanes, pero la aritmética parlamentaria que ha salido es más endiablada que en abril porque, además de negociar con Podemos, necesitará alguna forma de apoyo de Ciudadanos, algo difícilmente compatible desde la perspectiva ideológica, para superar el bloque de la derecha y quienes han anunciado que van al Congreso a mantener el bloqueo. Otra posibilidad sería reeditar el bloque de la moción de censura, pero implicaría negociar con ERC, algo que no convence a Sánchez, y una tercera posibilidad sería la gran coalición, que han descartado tanto desde el PSOE como desde el PP, pero que gusta en Europa y en los sectores económicos. No parece posible porque perjudicaría tanto a Sánchez como a Casado, que siente en su cogote el aliento de Vox, pero tal como están las cosas todo es posible aunque parece evidente que el único candidato a la investidura sigue siendo Sánchez.

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