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El Síndic de greuges aseguraba el pasado 9 de diciembre para justificar el récord de las listas de espera que la sanidad catalana padecía un déficit por el sobrecoste que representa la atención a personas que vienen de otras comunidades a operarse y a ser atendidas y, como suele pasar, su comentario ha servido para que unos achaquen a otros los problemas de la sanidad catalana y otros critiquen al Síndic por echar balones fuera y romper la solidaridad interterritorial. Empezando por el principio, habrá que matizar que la atención a pacientes de otras comunidades, aparte de lógico y recíproco en el sistema sanitario español, no genera sobrecoste porque hay un fondo de compensación territorial que gestiona el ministerio de Sanidad precisamente para que los pacientes puedan ser atendidos en el hospital más próximo aunque sea de otra autonomía. O sea, no se atiende gratis a los pacientes de otras comunidades y en consecuencia no genera sobrecoste. Pero es que tampoco ha habido un aumento significativo de estos casos porque el coste de la atención a pacientes aragoneses que vinieron al Arnau en 2018 fue de 10,6 millones, apenas un 3 por ciento más que en 2017 y apenas representan el 4,3 por ciento del gasto total del centro. O sea que con un aumento tan pequeño no se puede justificar un incremento tan grande de las listas de espera, que, como ya publicamos, están en cifras de récord con 183.800 pacientes esperando una intervención. Más que culpar a los pacientes de otras comunidades, que son bienvenidos, habrá que preguntarse por los recortes presupuestarios en Sanidad y por qué en el presupuesto catalán de 2017 se destinaban a esta conselleria mil millones menos que en los presupuestos de 2010. Siguiendo con los datos, el gasto sanitario consolidado en Catalunya fue de 10.330 millones, lo que representa 1.388 euros por habitante, y un 4,6 por ciento del Producto Interior Bruto de la comunidad, cuando la media española está en un 5,5 por ciento, casi un punto más. Solo Madrid destina proporcionalmente menos dinero público a su sanidad y Catalunya está en penúltima posición. Además, los sindicatos médicos advierten que se han perdido 800 médicos de familia y que los médicos activos en Catalunya por cada cien mil habitantes son 450, por debajo de la media española de 476 y muy lejos de Navarra, que tiene 611. Miremos los presupuestos y exijamos más dotación para la sanidad y no nos fijemos en los vecinos.

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