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Hay quien se lleva las manos a la cabeza cuando se toca una tradición, pero ayer quedó demostrado que no pasa nada por darle cuerda al reloj y actualizarse. Sus Majestades llegaron ayer puntualmente de Oriente para repartir regalos, pero en algunos puntos de la geografía leridana no fueron tres reyes, sino que también hubo reinas. En el Evangelio de Sant Joan solo se precisa que eran “unos magos de Oriente”. Ni se dice que fueran tres, ni que fueran reyes ni de qué raza. Hasta el siglo XV se representaron como tres hombres blancos. No es hasta entonces que Baltasar aparece como un rey negro. Que en pleno siglo XXI la magia permita que sean mujeres las que cumplan los deseos expresados por carta por los más pequeños no debería resultarnos tan raro. Así ocurrió ayer en Belianes. Teniendo en cuenta que el ayuntamiento de esta localidad del Urgell salió de una lista electoral formada íntegramente por mujeres, parece casi lógico que también reinaran en la noche más mágica tres reinas. Albesa, pionera en renovar la fiesta, optó por una cabalgata paritaria. En Lleida, la revolución violeta fue más descafeinada y, aunque hubo reina, se vistió de rey, con barba y todo. A pesar de algunas críticas, es absurdo apelar a la tradición cuando la cabalgata más antigua del Estado, la de Alcoi, data de 1866 y hasta mucho tiempo después no se celebró de forma continuada. Los tiempos cambian y las sociedades evolucionan. De la misma manera que hoy en día chirría encontrarse con un Baltasar pintado, aunque aún los haya, parece que el reinado –en exclusiva– de tres hombres la noche del 5 de enero es cosa del pasado. Guste menos o guste más.

Carbón para los diputados La presidenta de la Cámara Baja, Meritxell Batet, tuvo que llamar al orden a sus señorías en reiteradas ocasiones en la segunda sesión de investidura del candidato socialista, Pedro Sánchez. Más allá de las legítimas discrepancias ideológicas, los gritos, insultos y abucheos que se oyeron tras la intervención de la diputada de Bildu, Mertxe Aizpurua, resultaron vergonzosos.

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