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El embrollo de la política catalana sigue enredándose cada día más con situaciones tan insólitas como la suspensión del pleno del Parlament, que fue incapaz de aprobar sus propios presupuestos, el enfrentamiento ya abierto entre los dos socios de gobierno y la situación de Quim Torra, que tras las resoluciones de la Junta Electoral refrendadas por el Supremo y aceptadas ayer por la mesa del Parlament, ha dejado de ser diputado, aunque los mismos tribunales aceptan que mantenga la presidencia de la Generalitat pese a que el mismo Estatut exige que sea elegido entre los diputados. Aquí hemos criticado la resolución de la Junta Electoral (JEC) y los expertos advierten que puede ser inconstitucional al vulnerar la presunción de inocencia de Torra antes de que el Supremo se pronuncie sobre el recurso y la condena de inhabilitación sea firme, pero ayer el Parlament solo podía acatar la resolución de la JEC, avalada por otra sala del Supremo, u optar por la desobediencia y arriesgarse a que todas sus actuaciones fueran nulas y que su presidente fuera procesado. Por su parte, Torra podría optar entre aferrarse al acta de diputado y apostar por la desobediencia, aceptar la situación y mantener la presidencia hasta que llegue la sentencia, asumir la quiebra con sus socios de gobierno partidarios de preservar el Parlament o disolver la cámara y convocar elecciones anticipadas, pero ha quedado muy clara la división entre JxCat y Esquerra, con planteamientos enfrentados y una quiebra que será difícil de superar para seguir adelante con la gestión de gobierno y aprobar los presupuestos que ya estaban consensuados con Catalunya en Comú. Que Torra estaba amortizado como presidente era una evidencia aceptada por sus correligionarios e incluso por él mismo cuando asumió ante los tribunales la desobediencia en la retirada de las pancartas, pero también se daba por hecho que hasta que la sentencia fuera firme no habría adelanto electoral y ahora las resoluciones de la JEC han complicado aún más la situación provocando el bloqueo de las instituciones. Y a la vista de lo sucedido ayer, da la impresión de que la legislatura está agotada y bloqueada, que será difícil recomponer las alianzas entre los independentistas y que no hay más salidas políticas que un adelanto electoral, una prerrogativa del presidente que se tomaba en función de coyunturas electorales, pero que en este caso parece obligada para mantener las instituciones.

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