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Durante los últimos meses los partidos independentistas catalanes coincidían en reclamar una mesa de diálogo con el gobierno central para resolver la cuestión catalana y hasta se hizo lema en muchas manifestaciones el eslogan “Madrid, sit and talk”, reprochando al gobierno central que se negara a sentarse en una negociación bilateral. En las negociaciones de investidura, Sánchez y ERC llegaron a un acuerdo para crear esta mesa y abrir un periodo de negociaciones y entonces fue JxCat y el presidente Torra quienes exigieron estar presentes en la mesa como representantes del gobierno catalán para no quedar marginados por el protagonismo de ERC. Se solucionó con la entrevista entre Sánchez y Torra del pasado 6 de febrero con buen ambiente y pocos acuerdos pero con el compromiso explícito de que se reuniría la mesa de diálogo entre los dos gobiernos antes de que finalizara el mes. Ayer se hizo pública la propuesta de Sánchez de que se reuniera la mesa el próximo lunes y quien ahora no tiene prisa, critica la convocatoria y se muestra reticente es el mismo Torra, y JxCat, que hasta hace poco era el más contundente en reclamarla. Y como empieza a ser habitual, ERC discrepa y le parece bien que se reúna este mes como habían pactado, no entiende las reticencias de su socio de gobierno e incluso hay insinuaciones de que quieren aplazarla hasta después del acto convocado por Puigdemont el sábado 29 en Perpignan. O sea que ahora ya se discute hasta por la fecha, con el agravante de que la propuesta hecha por el PSOE es consecuencia del acuerdo alcanzado entre la portavoz socialista Adriana Lastra y el de ERC, Gabriel Rufián, y que en JxCat no gusta nada el protagonismo de ERC. Añadan al cóctel que los socialistas tienen prisa en que se reúna la mesa para garantizarse el apoyo de los republicanos en la negociación de los presupuestos y tendrán el mundo al revés: Madrid tiene prisa en que se cree una mesa de negociación, la Generalitat pone pegas y quiere esperar y los socios del gobierno catalán se sentarán a la mesa divididos de entrada y con estrategias diferentes. Se hace difícil de entender para todos y aún más si se incorporan matices como la reunión de la comisión bilateral que también está por medio o las exigencias del relator que no estaban en el acuerdo inicial entre PSOE y ERC, pero otra vez están pesando más las estrategias de partido que las necesidades del país.

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