SEGRE

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El calendario no conoce de pandemias y, como el ciclo agrícola continúa al margen de confinamientos, estamos en puertas de que arranquen campañas como la de recogida de la fresa en Huelva, la de las cerezas, que ya afecta a nuestras comarcas, y también el aclarado de la mayoría de variedades frutícolas, primero en el Baix Segre y después en el resto de comarcas. Está claro que habrá que recoger la fruta cuando toque porque se necesita abastecer el mercado y porque es el trabajo de todo el año que no se puede despreciar, pero también está claro que no será una campaña como la de otros años, en que llegaban a contratarse, según los cálculos de los sindicatos agrarios, unos 150.000 temporeros que se iban desplazando a las diferentes campañas. En el Baix Segre se calcula que se necesitarán unos 35.000 sumando los que trabajan directamente en el campo y los que lo hacen en las centrales y parece complicado que puedan venir los que hacían este trabajo en años anteriores, tanto por el confinamiento como por problemas de desplazamiento, ya que buena parte venía del extranjero, y sobre todo por razones sanitarias. Hay que buscar alternativas para reemplazar estos temporeros y desde el Gobierno se plantea que sean parados que no perderían sus prestaciones o inmigrantes a los que se prorrogarían los permisos de residencia o a los que se concederían las autorizaciones de trabajo, mientras que los sindicatos agrarios también proponen captar estudiantes de escuelas agrarias además de parados y otros advierten que podemos volver a la recogida de fruta tradicional con toda la familia colaborando junto a vecinos y amigos. Con estas opciones se puede solucionar la falta de mano de obra pero sigue sin resolverse el problema sanitario, porque la llegada de parados o inmigrantes supone un movimiento de personas que puede provocar contagios, y más en pueblos relativamente pequeños con edad media elevada, por lo que sería imprescindible que los contratados se sometieran a tests previos antes de su incorporación al trabajo y también que se habilitaran cordones sanitarios y unas condiciones laborales y de alojamiento que permitieran mantener las distancias. Habrá que buscar fórmulas de colaboración entre las diferentes administraciones y las organizaciones agrarias para solucionar estos problemas, pero el tiempo corre, la fruta no esperará y es imprescindible que se pueda recoger en condiciones.

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