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EDITORIAL

Responsabilidad personal ante el Covid

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Detrás de cada dato, cada cifra, cada curado, contagiado o fallecido, hay personas con nombres y apellidos, familias enteras pendientes del coronavirus y toda una sociedad que vive en vilo la evolución de esta pandemia que ha obligado a quedarse en casa a millones de personas, que ha segado vidas y que pone en peligro la supervivencia de muchos negocios, grandes y pequeños, y de autónomos. Ante todo, pues, la solidaridad con el prójimo y el respeto a los demás ha de ser el comportamiento personal más sagrado de cada uno de nosotros. Porque al margen de la idoneidad de las medidas decretadas por los gobiernos, cuestionable especialmente la del ejecutivo central de permitir volver al trabajo contra el consejo de los expertos y sin las medidas de seguridad necesarias (es evidente que no hay test para todo el volumen de empleados que regresarán a sus puestos de trabajo entre el lunes y el martes), todos tenemos una responsabilidad individual que está por encima de cualquier disposición o decreto que puedan ordenar o decretar las administraciones. Tiempo habrá de criticar, censurar, alabar o castigar a quienes no hayan primado como debieren la salud y el bien común de todos los ciudadanos. Ahora, procede extremar al máximo las medidas que todos los expertos indican como básicas para frenar el Covid-19 y evitar repuntes de contagios, es decir higiene radical de manos, evitar en todo lo posible tocarse la cara y guantes de un solo uso. Después, mascarillas, del grado que sean y del material que cada cual pueda conseguir hasta que estén disponibles en las farmacias a partir del día 20. Esta protección es obligada para entrar en cualquier espacio a compartir con varias personas, pero tengamos en cuenta que si no se pone o quita correctamente puede ser peor el remedio que la enfermedad y por tanto es más seguro mantener la distancia de seguridad, de 1,5 metros a dos, que mascarillas mal utilizadas. Recordemos que el virus no está en el aire y que, por tanto, es más peligroso el contacto con cualquier superficie no garantizada sin el posterior lavado de manos, que circular por la calle si se respeta el distanciamiento social preceptivo. En resumen, si estamos en disposición de seguir confinados unos días más, mejor que mejor, si nos vemos obligados a ir a trabajar, seamos responsables en cada uno de nuestros movimientos porque en ello nos va nuestra salud personal y la de toda la sociedad.

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