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Parece que las cifras empiezan a darnos una tregua y tanto los nuevos casos de coronavirus como los fallecimientos vuelven a los niveles de cuando se decretó el nivel de alarma con la sensible diferencia de que entonces estaban al alza con crecimiento diario mientras que ahora van a la baja. Esperemos que la tendencia se mantenga y habrá que empezar a pensar en la salida del confinamiento, que sin duda tendrá que ser gradual y sujeta a revisiones permanentes porque estamos ante una situación desconocida. De momento, ayer en Catalunya y el lunes en el resto de España, se permitió la vuelta al trabajo de algunos sectores considerados no esenciales como la industria o la construcción, que en Lleida representan unos 36.000 leridanos, que se suman a los 34.000 de los sectores esenciales que ya estaban trabajando. Aun así, todavía no llegamos a la mitad de los 180.000 leridanos con empleo, y lo de ayer es una vuelta a la situación anterior al 30 de marzo: se mantiene la alarma y el confinamiento pese a la confusión creada y conviene insistir en que no hay barra libre para salir de casa y en que sigue vigente tanto el confinamiento como la alarma. Pero en esta nueva situación con más trabajadores desplazados y posibles concentraciones en los transportes públicos, somos los ciudadanos quienes tenemos que extremar las precauciones para evitar las situaciones de riesgo y que se vuelvan a multiplicar los contagios. Se vuelve al trabajo, pero con todas las normas higiénicas y de distanciamiento que recomiendan las autoridades porque es mucho lo que nos jugamos. Por la trascendencia de cada paso, y aunque todos tengamos ganas de salir de esta situación, conviene avanzar poco a poco y gradualmente hacia el desconfinamiento con el convencimiento de que costará mucho tiempo recuperar una relativa normalidad y que probablemente nada volverá a ser como antes. Cada país aplica sus propias medidas, según la evolución de los casos, y ninguno tiene la receta mágica, pero los que más controlada tienen la situación, como Austria, Chequia o los países escandinavos, han empezado a abrir comercios y en algunos casos escuelas, pero con mascarillas y restringiendo las concentraciones de más de diez personas, mientras en otros en los que minimizaron la pandemia, como Reino Unido o Estados Unidos, la curva aún sigue subiendo. Aquí, habrá que seguir día a día, con paciencia y mucha precaución.

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