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Lleva tiempo el Centro de Investigaciones Sociológicas en el ojo del huracán por el sesgo de sus encuestas, la inclusión o no de algunas cuestiones en sus sondeos o valoraciones y hasta por la peculiar “cocina” de sus datos siempre favorable al Gobierno, pero hasta ahora no habían llegado al extremo de incluir una pregunta claramente manipuladora y que pretendería justificar restricciones a la libertad de expresión y de opinión. La pregunta en cuestión dice textualmente: “¿Cree usted que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales o cree que hay que mantener la libertad total para la difusión de noticias e informaciones?” Al margen de las reiteraciones y la redacción más que confusa, hay una evidente mala fe al incluir en el mismo lote a las redes sociales y a los medios de comunicación social, a quienes cuelgan anónimamente sus impresiones o sus mentiras en las redes y a quienes trabajan cada día contrastando noticias, comprobando su veracidad, asumiendo con nombres y apellidos su noticia, que se han ganado una credibilidad y se someten cada día al juicio de sus lectores. La segunda manipulación es la disyuntiva que presenta: prohibir la difusión de bulos o remitir toda la información a fuentes oficiales, dos opciones extremas como si fueran alternativas y que obligan al encuestado a elegir entre el bulo y la censura. Es como si le preguntarán al ciudadano si prefiere acabar con el coronavirus con este gobierno o que siga la pandemia. Una tercera manipulación sería confundir la información veraz con la información oficial, que solo publicáramos lo que los gobiernos quieran, cuando es evidente en este caso que la información oficial está dejando mucho que desear y que los medios tenemos que recoger lo que digan las fuentes oficiales, pero también otras convenientemente contrastadas sin renunciar nunca al derecho a la crítica. No es de extrañar que con una pregunta tan capciosa, un 66 por ciento de los encuestados se mostrara partidario de restringir la “libertad total”, otra manipulación porque no existe, y habrá que preguntarse si la pregunta es iniciativa exclusiva del CIS o responde a una intención del Gobierno de restringir la libertad de información. Pero con las libertades no se especula.

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