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Todo es diferente e inusual desde que estalló la pandemia del coronavirus y la fiesta del Primero de Mayo se celebra hoy sin pancartas, sin manifestaciones, aunque se mantenga todo el espíritu reivindicativo de una mayor justicia social. Una reivindicación especialmente oportuna cuando estamos viviendo la peor crisis sanitaria de la historia, pero también la más dura caída económica, con un descenso del 5,2 del PIB en el primer trimestre, el mayor desde la Guerra Civil, que ya está teniendo dramáticas consecuencias en el mercado laboral con el incremento del paro hasta el 14 por ciento y una previsión de que cuatro millones de trabajadores se verán afectados en mayor o menor medida por expedientes de regulación temporal de empleo. Con estas condicionantes, está claro que el de hoy es un Primero de Mayo diferente, en el que lo prioritario es rendir homenaje a todos los trabajadores del sector sanitario, que con su esfuerzo, su abnegación y su dedicación están paliando la falta de medios de que disponen, otra consecuencia de los recortes presupuestarios que aplicaron con fruición gobiernos del PP y de CiU, y combatiendo una pandemia nueva, de repercusiones aún desconocidas. En segundo lugar, este Primero de Mayo debería servir para reconocer la importancia del empleo, del puesto de trabajo, en unos momentos en que empiezan a destruirse a miles, y en el que los trabajadores, pero también los autónomos y los pequeños y medianos empresarios, nos enfrentamos a un periodo incierto, complicado, en el que tendremos que valorar más que nunca nuestra aportación y nuestra profesionalidad para superar los problemas combatiendo la precarización, dignificando el empleo y evitando que alguien intente aprovecharse de la situación para retroceder en los avances sociales. Y sobre todo debe ser el Primero de Mayo de la solidaridad del mundo laboral con quienes han padecido o padecen la enfermedad, con quienes no tienen empleo o lo han perdido a consecuencia de esta crisis y con los que están más necesitados. Es el momento de reforzar los mecanismos de solidaridad y de reclamar que las administraciones fortalezcan las redes de protección del Estado del Bienestar, pero también de que individualmente y a través de nuestras organizaciones colaboremos en ayudar a los más débiles. Será la forma de llenar de sentido este Primero de Mayo y hacerlo más reivindicativo que nunca.

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