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La prudencia del gobierno de la Generalitat de Catalunya al pedir dos velocidades en la desescalada del confinamiento por la pandemia muestra las prioridades que el Executiu tiene ante el coronavirus: primero la salud pública y las personas, como no puede ser de otra manera, y paralelamente la reactivación económica y ayuda a empresas y trabajadores, así como a los colectivos más vulnerables. Esta responsabilidad del Executiu ha sido alabada incluso por representantes públicos tan críticos con el independentismo catalán como el portavoz de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea. Todos los gobiernos han cometido aciertos y errores, en Catalunya el más clamoroso ha sido las residencias de la tercera edad y la tardanza en asumir Salud su control, pero el Govern se ha avanzado desde mucho antes del decreto del estado de alarma a los pasos que era necesario dar para controlar la Covid-19. Y esta anticipación y competencia hay que reconocerla, pero es evidente que una parte de Lleida, la rural y menos poblada, que está incluida en la región sanitaria de Ponent, tiene razón cuando reclama el reconocimiento de la especificidad de estos pueblos y comarcas, con unos índices de contagios y fallecidos iguales o mejores que otras áreas que ya han pasado a la fase 1. Es de esperar que esta semana que arranca mañana, toda Lleida podrá prepararse para una mayor flexibilidad, que ha de llegar a mucho tardar el próximo lunes, día 18, pero sería muy conveniente que la Generalitat tuviera en cuenta esta idiosincrasia y particularidad territorial para avanzar hacia la recuperación económica, vital cuando las vidas estén aseguradas. Pero sin duda, una de las mejores noticias de los últimos días es la notable mejora de la situación médica, tanto en número de fallecidos, contagios, altas hospitalarias y personas ingresadas en las UCI de todos los hospitales y centros asistenciales del territorio. Rebajar la presión sanitaria es imprescindible para la convivencia con la epidemia que deberemos afrontar hasta que lleguen las vacunas o medicinas más eficaces ante este virus. Y, por último, ni el gobierno catalán, ni el español, ni el europeo pueden asumir el principal reto para vencer al coronavirus: nuestra responsabilidad personal para evitar contagios. En nuestras manos está la higiene, el distanciamiento social y los equipos de protección individual.

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