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Los municipios del llano de Lleida darán hoy un primer paso para empezar a recuperar la actividad habitual al entrar en la denominada fase uno de la desescalada del confinamiento, que permite reuniones de hasta 10 personas, libre movilidad dentro de la zona, que los comercios de hasta 400 metros cuadrados puedan abrir sin cita previa –los que son mayores también pueden vender pero solo en esta superficie–, que los bares y restaurantes pongan en servicio la mitad de la capacidad de sus terrazas exteriores o que la mayoría de instalaciones deportivas vuelvan a funcionar, entre otros aspectos. Aún está muy lejos de la normalidad, pero concede un primer respiro a la actividad económica y a las relaciones sociales. Falta como mínimo un mes y medio para que la situación vuelva a ser equiparable, con numerosas limitaciones, a la de antes de la pandemia. La incidencia del coronavirus en lo que se refiere a nuevos contagios y número diario de fallecidos tiende claramente a la baja desde hace unas semanas, y las cifras son ahora las menores desde el inicio del estado de alarma. No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de un virus completamente nuevo y que ni siquiera los expertos en la materia son capaces de predecir de forma fiable cuál será su evolución. Sí que apuntan a posibles escenarios, como que se convierta en estacional y haya un rebrote a partir del otoño, pero tampoco descartan que pueda haber uno antes, ni está claro hasta qué punto el aumento de las temperaturas es un antídoto eficaz contra la alta capacidad de transmisión que ha demostrado tener este virus. Por eso, si queremos llegar a una relativa normalidad lo antes posible, será necesario que los ciudadanos actuemos de forma responsable. Hay que ser conscientes de que intentar mantener una distancia mínima cuando conversamos con alguien, lavarnos las manos de forma frecuente y taparnos la boca con la parte interior del codo al toser o estornudar son acciones que dependen estrictamente de nosotros y que ayudan a evitar contagios. Si las llevamos a cabo, será más factible que la epidemia del coronavirus no repunte y evitaremos así dar pasos atrás que agravarían todavía más los efectos de la gran crisis que ha provocado. Y eso no significa que no haya que criticar o cuestionar las decisiones de los gobiernos y de los distintos partidos, porque hasta ahora su actuación ha sido, por decirlo con suavidad, manifiestamente mejorable.

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