SEGRE

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El sábado se ordenó el confinamiento de la comarca del Segrià con prohibición de entrar y salir de los límites comarcales, y ayer el mismo gobierno decidió que unos 600 alumnos de toda la provincia vinieran a Lleida a hacer las pruebas de selectividad. Y mientras la consellera de Salut anunciaba que pediría la obligatoriedad del uso de mascarillas, el mismo día se permitía que los alumnos que así lo quisieran podrían hacer el examen sin esta protección. Es la enésima de las contradicciones que estamos padeciendo estos días con medidas que en algunos casos llegan tarde, y en otros parecen improvisadas y que están provocando la indignación de los ciudadanos que, tras haber cumplido con todas las normas, se sienten acusados por un supuesto mal comportamiento y castigados con unas restricciones achacables a falta de actuaciones preventivas en los posibles focos de la epidemia, perfectamente previsibles, que pueden representar un grave riesgo para la salud pública, un quebranto para la economía y una estigmatización de la imagen de la ciudad que ya lleva semanas castigada por informaciones sesgadas y falta de respuestas. A la vista de los rebrotes que tenemos en el Segrià y las restricciones a la entrada y salida de la comarca, no tiene sentido hacer venir a 600 jóvenes de la provincia a hacer los exámenes en la ciudad porque o bien representa un riesgo para la propagación del virus a otras comarcas que no debería asumirse a la vista de la situación o, si consideran que no existe tal amenaza, el confinamiento parece una medida desproporcionada y poco eficaz a estas alturas de la diseminación del virus. En cualquier caso, lo que no tiene ninguna explicación es que una consellería, la de Salut, con el respaldo del gobierno de la Generalitat decrete el confinamiento, y desde el mismo gobierno, la secretaria de Universitats decida vulnerar este confinamiento, porque muestra una total falta de coordinación y un desprecio a la normativa que el resto de ciudadanos tenemos que cumplir. Y aún es menos justificable cuando había otras alternativas para celebrar las pruebas en otras capitales comarcales como se ha hecho en Tàrrega, Tremp, Vielha o La Seu, u otros que se podían habilitar en Cervera o Balaguer, de dónde han tenido que desplazarse a Lleida. La excusa oficial de que la logística ya estaba preparada es muy pobre, porque se puede cambiar y más cuando es la salud lo que está en juego.

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