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El president de la Generalitat, Quim Torra, planteó el miércoles en la sesión de control que si por tener síntomas del Covid “no pueden ir a trabajar, a los temporeros se les debe compensar para que sigan el confinamiento en casa”. Plausible idea que hubiera tenido que aplicar, porque tiene competencias para ello, desde el inicio de la campaña en medio de la pandemia, pero que no resuelve la gran duda que llevamos planteando desde que se habla del confinamiento domiciliario: ¿en casa de quién tienen que confinarse? Muchos de los afectados no tienen domicilio, algunos han dormido en la calle, otros se refugian en los pabellones habilitados y otros duermen en las instalaciones que facilitan los contratadores, pero en grupos que no facilitan ni el aislamiento ni la cuarentena. Lo mismo cabe preguntarles a los expertos que llevan días recomendando el confinamiento domiciliario para el Segrià como la gran panacea, pero sin tener en cuenta que buena parte de los posibles transmisores ni tienen domicilio, ni pueden aislarse o explicar los contactos que han tenido y la cadena de contagios, y en algunos casos incluso después de haber dado positivo se escapan de los albergues o de centros de confinamiento para positivos sin que tampoco haya instrumentos legales para retenerlos. Políticos y expertos pueden seguir mareando la perdiz con la hipótesis de más confinamiento, que unos siguen sin descartar y otros dicen que no está sobre la mesa, pero solo consiguen crear más zozobra, más confusión y también más indignación a una población que se ve estigmatizada, y hasta rechazada en algunos ámbitos, por falta de previsión y coordinación. Ya sabemos que no hay soluciones fáciles pero hay que intensificar los tests, el seguimiento de los afectados y su aislamiento efectivo, y proteger a la población de más riesgo, pero de nada sirven los confinamientos, de dudosa base legal según el dictamen independiente de la Síndica municipal, si ya hay una transmisión comunitaria y parte de los agentes transmisores no tienen un techo en el que aislarse. Como hizo la Junta Clínica del Arnau, los ciudadanos también pedimos “directrices claras y urgentes” porque el problema del Segrià se ha extendido a otras zonas sin que se hable allí de confinamientos, y también los medios sanitarios necesarios y ayudas urgentes a la economía de la comarca que está sufriendo la pandemia, el nuevo confinamiento y la improvisación.

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