SEGRE

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El más reconocido poeta de Lleida, Màrius Torres, puso el título de La ciutat llunyana a una de sus principales creaciones. Esta definición para la capital de Segrià y otros seis municipios de la comarca, confinados en la actualidad como ninguna otra zona europea, sigue plenamente vigente en esta época preocupante e incierta. Y ayer tuvimos otro ejemplo palmario. A las 13.30 horas, el perfil en Twitter del departamento de Salud publicaba una serie de medidas para contener el brote de Lleida ciudad, Aitona, Alcarràs, La Granja d’Escarp, Seròs, Soses y Torres de Segre y, entre ellas, figuraba que se limitaba el aforo de los establecimientos de hostelería y restauración al 50% y en las terrazas era necesario mantener la distancia de 2 metros. Así, todo apuntaba a que se permitía la reapertura de estos establecimientos, atendiendo de este modo a las reiteradas reclamaciones y críticas del sector. Al intentar confirmar la información, fuentes oficiales señalaron que se trataba de un error y agradecieron que se lo comunicáramos. A la media hora, el tuit fue borrado, pero a media tarde, hicieron público otro recordando las medidas correctas de estricto confinamiento para los siete municipios citados, aunque con un nuevo error: el texto señalaba que estaban en vigor desde las 0.00 horas del día 13 cuando, tras el veto judicial, no se aplicaron hasta las 16.00 horas del día 15. Esta nueva información fue suprimida minutos después. En circunstancias normales, este cúmulo de despropósitos tendría su espacio en la sección Privado de la última página, pero en la situación actual, en la que por ejemplo la reapertura de piscinas de clubs deportivos es casi una proeza, supone algo más que un error más o menos gracioso y se convierte en una nueva prueba de la desconsideración, ninguneo y olvido a los que la Generalitat ha relegado a buena parte de Ponent, y especialmente al Segrià y su capital, en esta crisis. Solo hace falta recordar cómo fue anunciado el confinamiento perimetral de esta última comarca el día 4 de julio, horas después de descartarlo rotundamente. Ante estos menosprecios reiterados que están estigmatizando a los leridanos, no es de extrañar que, por ejemplo, Bélgica haya prohibido a sus ciudadanos viajar explícitamente a Lleida, lo que da idea del prestigio que nos estamos ganando de una forma totalmente inmerecida y a causa de una gestión política nefasta.

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