SEGRE

Creado:

Actualizado:

La ciudad de Lleida cuenta con unos 140.000 habitantes que, como todo el mundo sabe, permanecen férreamente confinados hasta el miércoles, si no hay cambios sustanciales, como lo están también los de otros seis municipios del Segrià. Este confinamiento, además de prohibir la apertura de bares y restaurantes, vetar la salida y entrada a las poblaciones salvo en casos especiales y laborales, y limitar el acceso a los comercios, también ha conllevado en el caso de la capital que se mantengan cerradas las seis piscinas municipales ubicadas en diferentes barrios. Esta situación contrasta con la de tres de los municipios “encerrados” (Aitona, La Granja d’Escarp y Seròs), que la pasada semana abrieron estos recintos lúdicos, así como con la de los cuatro clubes privados de la ciudad (CN Lleida, CT Urgell, CT Lleida y Sícoris), que desde el sábado, y tras múltiples reivindicaciones, ofrecen este equipamiento a sus 14.000 asociados. Es decir, solo el diez por ciento de los vecinos tienen acceso a este servicio que, en una ciudad del interior como es Lleida y con su clima extremo tanto en verano como en invierno, debería considerarse de primera necesidad absoluta.

La Paeria ha reiterado en diferentes ocasiones que está “estudiando” la apertura de estos recintos, pero sin precisar cuándo, y hay constancia de que algunos mantienen las piscinas sin agua. Asimismo, es preceptiva la petición al Procicat y tampoco queda claro que se haya cursado. Si las previsiones meteorológicas no fallan, hoy mismo la ciudad y el Segrià, así como otras comarcas leridanas, experimentará un aumento notable de las temperaturas que podrían rozar o superar los 40 ºC en la que sería la primera ola de calor del verano. Ante este anuncio, no sería de recibo que la gran mayoría de vecinos, que no pueden o no quieren ser socios de un club, no tengan la opción de refrescarse en un equipamiento municipal con las restricciones lógicas en la situación de crisis actual. La única solución propuesta de momento para mitigar el calor extremo es dar a conocer una relación de “refugios climáticos” de la ciudad, eufemismo que se refiere simplemente a las calles y avenidas con sombra, a las que se añadirán mañana algunos espacios cerrados. El rigor del verano en Lleida requiere algo más que estos “refugios”.

tracking