SEGRE

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Las previsiones de que el turismo pudiera salvar la campaña de verano se están yendo a pique por el rebrote de casos, pero también por una deficiente gestión de la información sobre el coronavirus que ha desatado por una parte medidas exageradas de algunos gobiernos europeos y por otra ha alimentado el temor de posibles visitantes a desplazarse zonas de teórico riesgo. El error ha sido una vez más permitir que se confunda la parte con el todo y así los contagios en el Baix Segre se están convirtiendo en un lastre para captar turistas en el Pirineo o los problemas sanitarios en L’Hospitalet y Barcelona han provocado que se recomiende a los franceses que no visiten toda Catalunya. Hemos llegado a la paradoja de que Bélgica coloque en el mapa a Lleida y Huesca con una prohibición expresa de viajar a estas provincias cuando la situación sanitaria en las comarcas pirenaicas no presenta mayores riesgos que los que pueda presentar Flandes o la región de Bruselas o que desde Madrid se anulen reservas para hacer rafting porque hay medidas restrictivas para la Noguera, confundiendo la comarca con el río. El resultado es que uno de los sectores más determinantes de la economía leridana, con una aportación en torno al 15 por ciento del Producto Interior Bruto y muy estacional, o con unos ingresos en el conjunto del estado de 160.000 millones de euros y que da empleo a tres millones de personas, puede tambalearse por la Covid y una deficiente gestión de la información y hasta de la promoción. Hay que preservar la salud y controlar los focos, pero también informar claramente de dónde están, cuál es su origen, qué peligro entrañan y cómo se están combatiendo y de poco sirve que salgan ministros o consellers a decir que los focos están controlados cuando su credibilidad ha ido menguando. De poco servirán campañas de promoción como la que está impulsando la Diputación de Lleida si se estrellan contra informaciones confusas y a veces sesgadas sobre confinamientos en la provincia que hacen dudar a posibles visitantes que buscan otros destinos o prefieren quedarse en sus casas. El tiempo corre en contra y hacen falta gestiones diplomáticas para explicar por ejemplo a los franceses que Aran, el Pallars o el Alt Urgell no registran casos y presentar nuestras comarcas como un destino seguro con una oferta de cultura, naturaleza o deporte que no entraña riesgo y ofrece alicientes para toda la familia.

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