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Cada día tenemos ruedas de prensa de políticos y responsables sanitarios, pero interpretarlos y a veces entenderlos cada vez requiere más esfuerzo porque nos encontramos con mensajes contradictorios que en lugar de infundir claridad y transparencia, condiciones previas para asumir las medidas con responsabilidad, transmiten confusión con muchos tópicos y alguna frase rimbombante para buscar el titular. Ayer comparecieron la consellera Vergés y el responsable de Salud Publica Argimon, que sobre el caso de Lleida explicó que ha mejorado la situación, que han funcionado las medidas, pero que aún seguimos en una situación complicada. Algo que puede servir tanto para levantar las restricciones y homologarnos con el resto del Segrià o el área barcelonesa como para prorrogar el castigo que llevamos catorce días padeciendo. En Madrid, el ministro Illa dice que estamos en un escenario de control y que los brotes son detectados precozmente, pero reúne a once autonomías para coordinar, a buenas horas, medidas de prevención de la Covid entre temporeros, porque algunos brotes están relacionados con la fruta, mientras siguen las recomendaciones para no venir a España; ayer fue Alemania. Y para completar el ramillete, el presidente Torra nos advirtió el lunes con tono apocalíptico que estamos en los días más críticos de la pandemia, aseguró que no le temblará la mano con decisiones duras, que hasta ahora solo ha tomado en Lleida y seis pueblos del Segrià, y que no se doblegará ante ningún lobby, mientras en el mismo discurso, eso sí, en inglés, aseguraba que Catalunya es “un destino seguro y amable para turistas nacionales e internacionales”. Y el consell executiu que preside anunciaba ayer la prohibición de todos los botellones en Catalunya cuando las ordenanzas de muchos municipios ya tienen prohibido el consumo de comidas o bebidas en la calle y ya podían sancionar por ello. Prohíben lo que ya estaba prohibido y la consellera Budó tras el consell afirma que “no hay restricciones de movilidad para ir de vacaciones”, algo que le agradecerán los leridanos que las han suspendido porque no podían salir de su término municipal. Demasiadas contradicciones en unos momentos tan complicados que se saldan siempre con apelaciones a la responsabilidad de los ciudadanos. Sobre las de los políticos, que han llegado tarde y mal a la crisis y no han previsto los medios sanitarios necesarios, ni una palabra.

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