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La conselleria de Salud propuso en la reunión de ayer del plan de Protección Civil de Catalunya, el Procicat, que se permita la apertura del interior de los bares y restaurantes de seis municipios del Segrià y de Lleida ciudad al 50% de su capacidad. Según informaron desde la Delegación del Govern en Lleida, la decisión se tomó después de tener en cuenta la situación epidemiológica actual, que, pese a “seguir siendo comprometida y con incidencia alta”, ha mostrado una mejoría en las últimas semanas. De esta forma, el consumo se deberá hacer siempre en las mesas y se seguirán recomendando las medidas de prudencia prescritas. El descenso progresivo de rebrotes ha permitido levantar el veto y el agravio que representaba para Ponent esta drástica medida, que no se había aplicado con tanta severidad en ningún otro lugar de Catalunya en julio y más si tenemos en cuenta que dejar abrir las terrazas con casi 40 grados a la sombra no compensaba económicamente a los establecimientos, que difícilmente recibían clientes hasta bien entrada la noche. La noticia, evidentemente, ha alegrado al sector, aunque cree que llega tarde y que los daños económicos causados serán imposibles de recuperar. Ya hemos dicho en reiteradas ocasiones que la salud es siempre lo primero, pero dado que tendremos que aprender a vivir con la pandemia hasta que la vacuna sea generalizada, no podemos ni debemos arruinar un sector tan vital como el de servicios si existe una alternativa de normas de seguridad anti-Covid. Es verdad que el virus tiene más posibilidades de contagio en espacios cerrados, en eso sí está de acuerdo la comunidad científica, pero distancias, mamparas, higiene y limitación de comensales pueden ser tan efectivas como lo sean en los propios hogares, puestos de trabajo o terrazas. Estamos viendo imágenes escalofriantes de eventos masivos sin ningún control que deben atajarse de raíz por el bien sanitario común de todos los ciudadanos, mientras los tejidos productivos cumplen mayoritariamente las normas. La primavera ha sido dramática, el verano mucho más complicado de lo previsto y otoño se presenta complicado y con altas posibilidades de rebrote. Por tanto, la administración debe mostrar más previsión, planificación e inyectar más recursos y la ciudadanía, extremar su responsabilidad individual. Pero las trabas a la reactivación económica han de ser las justas y necesarias. Ni más, ni menos.

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