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Justo a un mes vista del comienzo del curso escolar, todavía quedan muchas incertidumbres por despejar sobre cómo hacer posible la necesaria vuelta a las aulas y asegurar la salud pública de este colectivo tan numeroso. Ayer, el conseller de Educación, Josep Bargalló, reiteró que las escuelas tendrán profesionales sanitarios y un Centro de Atención Primaria (CAP) de referencia cuando se retomen las clases el 14 de septiembre y la Generalitat dará una “formación específica” a los directores de los centros para gestionar los posibles casos entre profesores y alumnos. Asimismo, el director general de Centros Públicos, Josep Gonzàlez-Cambray, y el director general de Profesionales de la Salud de la Conselleria de Salud, Marco Ramentol, explicaron que se pondrá en marcha una aplicación para informar de casos en el ámbito educativo y que se ha elaborado un protocolo para que los centros tengan claro cómo proceder para evitar contagios o aislarlos. Uso de mascarillas, distancias, comedores escolares, patios, actividades extraescolares y un sinfín de detalles que otros años podrían ser secundarios ganan ahora protagonismo para que el último eslabón para volver a una relativa normalidad sea posible sin retrocesos significativos en la lucha contra la Covid-19, hasta que llegue la vacuna. La seguridad absoluta no existe, ni contra los virus ni contra los accidentes ni, por supuesto, contra las enfermedades, pero lo que está claro es que ni Lleida, ni Catalunya ni el mundo entero podrán retomar la cotidianidad necesaria sin la escolarización presencial del alumnado. Y de esta normalidad dependen factores tan importantes como el mundo laboral de padres y madres y la salud emocional y el bienestar de miles de familias, tanto de los más pequeños como de sus progenitores o abuelos. Los niños necesitan el contacto presencial con otros de su misma edad, el mismo que la comunicación con sus profesores y un mínimo de libertad y distancia de sus padres para desarrollar su personalidad. El confinamiento de marzo fue inevitable por lo desconocido de la enfermedad. Ahora, con más conocimientos y medios para lidiar con el virus, es imprescindible que el retorno a las aulas esté bien planificado y que contemple todos los escenarios posibles: los buenos, los menos buenos y los malos. De cómo se desarrolle la vuelta al cole dependerá buena parte de la pandemia en otoño e invierno. Pongamos todos de nuestra parte.

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