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EDITORIAL

La baja de los padres con niños aislados

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La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y el de Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, aseguraron ayer que el Gobierno español está dispuesto a llevar a cabo un cambio normativo para que los padres con hijos que deban pasar una cuarentena porque han estado en contacto con un niño enfermo o den positivo tengan una baja laboral retribuida. No puede ser de otra manera, y aunque falta la letra pequeña y acelerar este cambio, el curso arranca el día 14, la improvisación del Gobierno y las informaciones contradictorias que se han ido dando sobre este tema tan crucial para la vuelta a las aulas es del todo lamentable. Cuando esto se apruebe, que todavía no lo está como bien precisó ayer el president Torra, faltará concretar también quién dará esta baja, porque la sanidad pública está lo bastante colapsada por el coronavirus. Hay cosas que deben ir modificándose en relación a la expansión de la pandemia y que es imposible planificar al cien por cien antes, pero este asunto tan básico para las familias sí que debería haber quedado cerrado hace mucho. Demasiadas improvisaciones.

CaixaBank y el dinero público Las acciones en la bolsa de Bankia se disparaban ayer un 33% y las de CaixaBank, un 12,37% tras confirmar ambas entidades que negocian su fusión. La unión de estos bancos, tercero y cuarto del sector financiero español, daría origen a una entidad con activos por valor de 650.000 millones de euros, unas 6.600 sucursales (4.400 la entidad de origen catalán y más de 2.200 la entidad nacionalizada) y una plantilla conjunta superior a los 51.000 empleados (casi 35.600 CaixaBank y unos 16.000 Bankia), lo que propiciaría significativas sinergias. Seguramente el Banco Central Europeo y el Banco de España estarán contentos, pero que más de 20.000 millones de todos los españoles, de los que Bankia solo ha devuelto 3.000, vaya a manos privadas es cuestionable. Primero porque aparca la oportunidad de una banca pública más ética y social. Segundo, porque lastra la competencia, y tercero, porque que el Estado tenga voz y voto en este gigante es objetable.

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