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Tal como se había anunciado, ayer se aprobaron nuevas restricciones en Catalunya, con el cierre perimetral de la comunidad, cierre de los municipios durante el fin de semana, suspensión de actividades culturales y deportivas no profesionales y cierre de comercios con más de 800 metros cuadrados durante quince días. Son medidas similares a las aprobadas en Europa y forzadas por una situación sanitaria que amenaza con empeorar hasta alcanzar los niveles de la primera oleada en un plazo de catorce días si no se toman medidas. Estamos con casi cinco mil nuevos casos de Covid diarios, cuando el objetivo es bajar de mil, disminuir la velocidad de contagio, el ya famoso índice R, por debajo de 1, cuando estamos en torno al 1,4, es decir, que cada persona infectada contagia a más de otra, y reducir la presión hospitalaria, especialmente de pacientes en las UCI, para que como máximo haya 300, cuando ahora estamos por encima de 400, para garantizar la atención a enfermos que tengan otras enfermedades y no saturar los hospitales como sucedió en primavera. No estamos como en marzo, cuando el índice R llegó hasta 4 y los hospitales estaban tan saturados que hubo que habilitar otros centros, pero el problema es que podemos llegar en dos semanas si no se toman medidas, y es significativo que los controles PCR están cerca del colapso y en algunos casos tardan más de cuatro días en notificar resultados, cuando lo deseable es hacerlo en 24 o 48 horas. Se había anunciado esta segunda oleada para el otoño y ha llegado antes que el frío, que puede complicar las estadísticas si no se aplican restricciones, y aunque habrá quien especule si no se han tomado las medidas adecuadas ni se han hecho las inversiones necesarias, ahora no hay otra opción que el sacrificio del confinamiento y las restricciones para evitar males mayores. Es significativo que en esta ocasión se haya aprobado el estado de alarma hasta mayo para evitar la incertidumbre de las prórrogas quincenales que vivimos en primavera, y todo apunta a que el invierno será duro y largo, que tendremos que seguir conviviendo con la pandemia, potenciar el teletrabajo en los sectores que pueden habilitarlo y seguir extremando las precauciones porque, en este caso más que nunca, de la responsabilidad individual depende la salud colectiva. Y apoyar a los investigadores para que la esperada vacuna contra el coronavirus llegue cuanto antes.

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