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Ayer se volvieron a batir récords en esta nueva oleada del coronavirus, con 25.595 nuevos contagios, de los que 5.600 corresponden a Catalunya, donde tampoco baja, y nuevamente recibimos mensajes contradictorios: el ministro Illa descarta el confinamiento domiciliario, mientras el secretario general de Salut de la Generalitat declaraba que “pediremos el confinamiento domiciliario si los contagios no bajan”. La advertencia llega el primer día del cierre perimetral de Catalunya y la prohibición de salir del municipio durante el fin de semana, y evidentemente no ha habido tiempo a evaluar el seguimiento de las nuevas normas, aunque por la densidad del tráfico se ha advertido un éxodo de las grandes ciudades, con un 16 por ciento más de tráfico en las salidas de Madrid y aumento de visitantes en localidades de la Costa Brava y la Costa Daurada. Y mucho menos ha habido oportunidad, ni tiempo, de evaluar el impacto en los contagios de las medidas recién implantadas, pero ya se anuncian medidas más duras sin saber si las actuales funcionarán. Da la impresión de que seguimos con poca coordinación y bastante improvisación, pese a que la segunda oleada estaba más que anunciada y el resultado es que se multiplica el enfado y la desazón popular, que mayoritariamente cumple las normas con un civismo ejemplar, pero aún así se ve responsabilizada del agravamiento de la situación. Es indudable que tanto en la primavera como ahora hay una minoría que se salta las normas a la torera, y contra ellos debería actuar la administración, que tiene instrumentos sobrados, en lugar de generalizar la culpa ciudadana.

Espejismo económico Hay una buena noticia: la economía española creció un 16,7 por ciento en el tercer trimestre respecto al periodo anterior, la mayor recuperación desde que se disponen de series. Está bien pero no hay que lanzar las campanas al vuelo, porque partíamos de un segundo trimestre con todo paralizado y una bajada del 17,8%, y porque el verano animó el consumo, pero en la comparativa con el año anterior seguimos un 8,7 por debajo. Y salvo milagro este trimestre volveremos a bajar.

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