SEGRE

Creado:

Actualizado:

La Sagrada Família acogió ayer el acto de beatificación de Joan Roig Diggle, un joven católico fusilado por milicianos anarquistas el 12 de septiembre de 1936. Nada menos que 600 personas se dieron cita en el templo para asistir al oficio religioso que presidió el arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Joan Josep Omella. Salud ya ha abierto un expediente para saber si los fieles ocupaban un tercio del aforo, llevaban puesta la mascarilla obligatoria y se respetaba la distancia de 1,5 metros, como marcan las medidas sanitarias a las que obliga la pandemia. De hecho, la consellera Vergés calificó de “injustificables” las imágenes. Algo parecido ocurría el viernes en Lleida, donde unas 350 personas de la comunidad musulmana se congregaron en el Palau de Vidre. Las redes sociales hervían porque, al margen de si se respetaban las normas, no se entiende que los centros de culto puedan estar abiertos mientras cines y teatros están cerrados. Desde un punto de vista estrictamente epidemiológico no parece lógico establecer diferencias entre sentarse en un banco de la iglesia y hacerlo en la butaca de un cine, siempre que se lleve puesta la mascarilla y se respeten las distancias. Según un estudio del propio ministerio de Sanidad, en ocho meses ha habido un único brote con once positivos que se ha originado en una actividad cultural.

Después de tantos meses de pandemia el cansancio hace mella y la factura no es solo mental, sino económica. Las autoridades harían bien en explicar con claridad cada decisión que toman o nos exponemos a que el negacionismo se extienda. De momento, las protestas se suceden. Primero fueron los profesionales de la hostelería, pero ahora también han salido a la calle los del sector cultural. El martes se manifestaron en Lleida y se vieron pancartas con proclamas como “Iglesias llenas y teatros vacíos. ¡Vergüenza!” Y es que algunos profesionales, la mayoría autónomos, prácticamente no han facturado desde marzo y lo tienen muy difícil para acogerse a un ERTE. La Generalitat aprobó esta misma semana un primer paquete de ayudas de 8,4 millones, pero llegan tarde y con el sector muy tocado. Hasta el Síndic de Greuges pidió estudiar la reapertura de salas de conciertos, cines y teatros recordando que la cultura también es un bien esencial. Solo nos queda rezar...

tracking