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Aunque la climatología no ha acompañado, con un día frío y con nieblas matinales, habitual en estas fechas en nuestras comarcas del llano, la hostelería ha podido reabrir sus puertas después de un mes largo de cierre, que se suma a los dos padecidos en primavera y en el mes de julio, y aunque la reapertura ha sido parcial ya es un signo de normalización y de inicio de la desescalada. Aunque el tope del 30 por ciento en el aforo interior sea un lastre que no compensará la apertura de terrazas, el de ayer es un paso adelante para el sector de la hostelería, que ya estaba al borde del abismo después de los cierres padecidos con serios problemas para evitar la bancarrota, y también puede representar una inyección de optimismo para el conjunto de la sociedad, que veía cerrado un sector clave para la vida social. Capítulo aparte son las limitaciones horarias con cierre a las 21.30 h obligado por el mantenimiento del toque de queda, porque complicará el servicio de cenas en la mayoría de establecimientos si no afrontamos un cambio de hábitos que se antoja complicado si no se modifican los horarios del resto de sectores; pero aunque haya discrepancias hay que aceptar las restricciones porque el panorama sanitario, aunque va mejorando paulatinamente, sigue lejos de ser el ideal, y después de la experiencia de la primavera podemos convenir en que es mejor una desescalada lenta y progresiva que no hacerlo rápidamente para volver a padecer rebrotes. La apertura de la hostelería, juntamente con la recuperación de las actividades culturales, los deportes al aire libre y las actividades extraescolares, es el primer paso de la desescalada, que debería acompañarse con una adaptación de los confinamientos municipales, que por ejemplo en Lleida complica poder ir al cine o que puedan funcionar las estaciones de esquí si no pueden acceder al Pirineo los vecinos de otras comarcas. Habrá que confiar en que las cifras sanitarias sigan la curva descendente para que se relajen estas restricciones y se pueda recuperar actividad económica, pero la reanudación de la actividad hostelera y el anuncio de la campaña de vacunación, que se concretará hoy, aunque ya se adelantó ayer que 300.000 catalanes estarán inmunizados antes de Semana Santa, invitan a afrontar el invierno con un optimismo moderado, sabiendo que aún nos quedan meses complicados pero que hemos empezado la cuenta atrás para doblegar la pandemia.

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