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La pandemia ha obligado a todos los sectores a adaptarse a las nuevas circunstancias y a los nuevos hábitos sociales haciendo de la necesidad virtud, y el comercio, que ya estaba viviendo una profunda transformación, ha seguido esta pauta con una apuesta decidida por la venta online, que ya no es exclusiva de las grandes empresas sino que también es el reto del pequeño comercio. De los datos del informe comercial de la Generalitat se desprende que los consumidores seguimos confiando en el comercio de proximidad, especialmente en cuestiones de alimentación, porque el 84 por ciento de catalanes compra en las tiendas del barrio, que han ganado cuota respecto a grandes superficies, bien por cuestiones de comodidad o también de seguridad. Pero es significativa la expansión que ha tenido la venta online, también entre estos establecimientos, porque frente al 9 por ciento que ofrecía en el ejercicio anterior, estamos ahora en un 60 por ciento de comercios de proximidad que también atiende pedidos a través de las redes, aunque evidentemente el grueso de la facturación sigue siendo venta física. Está claro que todos tenemos que adaptarnos y atender a las demandas del mercado, pero también es importante mantener nuestro tejido comercial con pequeños y medianos comercios, que además de atender personalizadamente puedan ofrecer un servicio online. Es significativo, en este sentido, que las empresas de reparto de paquetería estiman que las entregas han aumentado este año en un 150 por ciento, resultado del incremento de ventas por internet que se han multiplicado con el confinamiento y la pandemia. Hemos entrado ahora en un periodo clave para equilibrar las cuentas anuales con la campaña del Black Friday, que en solo cinco años se ha consolidado en España como uno de los periodos de más venta siguiendo la moda americana, pero sobre todo con las ventas de Navidad, que sigue siendo la fase culminante para el comercio, y que pese a las restricciones tendría que mantenerse este año. Los analistas del sector estiman que de aquí a final de año el comercio se juega el 30 por ciento de la facturación anual, y es vital para la economía que estas campañas funcionen bien, aunque se corre el riesgo del hartazgo de rebajas y de que a las promociones del Black Friday se añadan ofertas permanentes que hagan desconfiar. Es más rentable de cara al futuro apostar por el consumo responsable.

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