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El caso de la vecina de Ponts que lleva catorce meses esperando una operación de vesícula que le ha provocado complicaciones como hernias, un quiste y daños estomacales que le generan fuertes dolores además de impedirle una vida normal ilustra la situación sanitaria que muchos ciudadanos con otras dolencias diferentes de la Covid-19 están viviendo. La pandemia está provocando muchos muertos, demasiados, numerosos ingresos hospitalarios y en la UCI hasta generar una presión hospitalaria que por momentos ha sido preocupante y obliga a una dedicación del personal sanitario sin precedentes para intentar controlar la propagación y atender a los pacientes del coronavirus, pero corremos el riesgo de que la dedicación a estos casos deje en segundo plano patologías más convencionales pero no menos peligrosas para la salud de los pacientes. La misma conselleria de Salud admitía que el descenso significativo de operaciones oncológicas entre enero y septiembre comportará que la letalidad del cáncer se incrementará y los expertos llegan a cifrar entre un 5 y un 15 por ciento el aumento de muertos por esta enfermedad hasta 2025. Una situación similar puede darse con ictus y otras enfermedades y hoy explicamos que en Lleida no se han hecho hasta 400.000 visitas presenciales en los centros de atención primaria desde enero a octubre, y aunque bastantes sin duda son por enfermedades leves y otras hayan sido atendidas telefónicamente, algunas pueden ser trascendentales para la salud del paciente. En otro plano también se quejaban investigadores del sida que no se han dedicado los mismos medios a buscar vacunas de la Covid que contra el VIH, y aunque es comprensible que la mayoría de esfuerzos se centren en combatir la pandemia por su misma gravedad y porque también hay una demanda social, hay que recordar que no todo es Covid, que desgraciadamente siguen habiendo muchas enfermedades que requieren asistencia e investigación y que hay que compatibilizar todas las atenciones. El problema es que los medios disponibles son limitados, y más después de los lamentables recortes que ha padecido la sanidad pública, que no estábamos preparados para un reto como el que se ha presentado y que falta más personal sanitario, una situación que debería revertirse con los nuevos presupuestos para que todos seamos conscientes que invertir en salud es invertir en futuro.

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