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La primera reunión para prorrogar los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) acabó el viernes con entendimiento entre el Gobierno y los agentes sociales, que parecen estar de acuerdo en extender esta útil herramienta hasta el 31 de mayo. No obstante, ejecutivo central, sindicatos y empresarios se emplazaron a un nuevo encuentro el lunes para seguir avanzando en las negociaciones y los flecos que quedan pendientes. De momento, todo apunta a que hasta el final del estado de alarma (9 de mayo) se protegerá a los sectores más castigados económicamente por la pandemia, sobre todo el turístico, comercial y de restauración, con esta prestación, que si bien en algunos casos llega con mucho retraso, es la medida más efectiva para no engrosar las listas del paro y evita también un crack económico mucho mayor del que ya sufrimos. Esta vía debe ser igualmente complementada con ayudas directas a los sectores damnificados, algunos de los cuales ya tienen verdaderos problemas para subsistir. Mientras esta prórroga es una buena noticia, en el otro extremo encontramos la abusiva subida del precio de la luz en plena ola de frío y en tiempos de pandemia y de precariedad para muchísimas familias. El Gobierno español debe intervenir rápidamente, a través de Competencia o cambiando la actual legislación, porque bajo ningún concepto se pueden aceptar incrementos de más de un 20 por ciento en las facturas, y menos cuando el propio Gobierno se había comprometido a evitar estas escaladas de precios.

Filomena Soñábamos con que acabara el 2020, el año más horrible en muchas décadas, pero 2021 no ha comenzado mucho mejor. Primero fue el espectáculo indigno en el Capitolio de EEUU y ahora llega una ola de frío que ayer suspendió en Lleida el tráfico ferroviario, cortó carreteras y obligó a llevar cadenas en muchas otras, y puede complicar la vuelta al cole del lunes si el temporal no amaina. El confinamiento municipal ayudó a que los problemas de movilidad no fueran mayores y, pese a los múltiples inconvenientes que un elemento que no es cotidiano en el llano puede comportar, en general no provocó graves daños y, para la mayoría, sobre todo los más pequeños, fue un oasis entre tanto estrés por el coronavirus. Otra cosa muy distinta es lo sucedido en el resto de la península, sobre todo en Madrid, donde el caos reinante es absoluto con al menos dos muertos y un colapso en todas sus comunicaciones, en la nevada más importante en el centro de España en los últimos 60 años y con grosores de más de medio metro. En Málaga también fallecieron dos vecinos por el paso del temporal Filomena.

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