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Mientras las cifras sanitarias se mantienen estables y se ha abierto un compás de espera para comprobar el impacto de la Semana Santa en la pandemia, el presidente Sánchez compareció ayer para lanzar un mensaje de optimismo anunciando un incremento del ritmo de vacunación que permitirá inmunizar al 70 por ciento de la población a finales de agosto y también que no tiene intención de prorrogar el estado de alarma más allá del 9 de mayo, que es cuando acaba el periodo de seis meses aprobado en noviembre. Es un anuncio significativo porque representará el fin de la excepcionalidad que llevamos viviendo desde marzo del año pasado y de confirmarse supondrá el fin del toque de queda vigente y de las limitaciones a la movilidad entre autonomías.

Todavía no es una vuelta a la normalidad porque quedará en manos de las autonomías la regulación de las restricciones en función de la situación sanitaria y la imposición de confinamientos comarcales como ya sucedió en julio del pasado año en Lleida, pero sí es un paso importante porque con el fin de la alarma se da por hecho una sensible mejora de la situación que no obliga a centralizar las decisiones en el Gobierno central, ni a restringir los derechos individuales con un marco legal excepcional. El factor determinante será el ritmo de vacunación, que de momento en España es más lento que en países como Israel, Gran Bretaña o Estados Unidos por la contundente razón de que no hay suficientes vacunas disponibles.

Sánchez se ha comprometido a que el 3 de mayo habrá recibido la vacunación completa el diez por ciento de la población, el 21 antes de que acabe mayo, el 31 a mitad de junio, el 53 a mediados de julio y el 70 o lo que es lo mismo 33 millones de españoles a finales de agosto, con lo que se habría conseguido una inmunidad grupal. Para conseguirlo tendrán que multiplicarse las vacunas que llegan y conviene recordar a los triunfalistas que no se alcanzó el objetivo de tener vacunado al 80 por ciento de la población de más de 80 años a finales de marzo, pero está comprometido a multiplicar por 3,5 las vacunas que llegarán este segundo trimestre.

El tiempo dirá si estamos delante de promesas electorales de Sánchez ante la campaña electoral madrileña o un anuncio riguroso basado en compromisos firmes. En lo que sí podemos confiar es que empieza a verse luz al final del túnel y que lo peor de la pandemia ha pasado, aunque haya que esperar unos días para conocer si el incremento de la interacción esta Semana Santa provoca un repunte de contagios o si en Lleida repetimos la triste experiencia del año pasado con la llegada de temporeros y el confinamiento del Segrià.

Deberíamos haber aprendido, no repetir errores y recordar que los últimos coletazos siempre son los más dolorosos, pero ahora ya tenemos fechas para marcarnos la vacunación y plazos para agotar el periodo de alarma. .

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