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EDITORIAL

El Pirineo necesita más profesionales sanitarios

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La pandemia del coronavirus ha tensionado al máximo el sistema sanitario y ha evidenciado que la dotación de personal se aproximaba más a las carencias que denunciaban los sindicatos que a las bondades que proclamaba la administración. La atención a tantos pacientes afectados por una enfermedad altamente infecciosa ha obligado a suspender operaciones no urgentes y a espaciar los controles periódicos a afectados por patologías crónicas, entre otras consecuencias.

A pesar de ello, médicos, enfermeras y el resto de los profesionales han tenido que hacer un gran sobreesfuerzo para atender a los infectados y al resto de enfermos. El personal sanitario no ha podido bajar la guardia en ningún momento porque la pandemia ha provocado que el nivel de actividad se haya mantenido en niveles muy altos en todo momento.

Un ejemplo de ello es que el número de enfermos en las UCI ha sido mayor al que era habitual incluso en los periodos en los que el impacto de la Covid ha remitido. Además, los infectados necesitan ser atendidos tanto en los centros de Atención Primaria como en los hospitales de forma diferenciada al resto de pacientes, y los profesionales que los tratan deben llevar también equipos de protección.

Y, por si fuera poco, los equipos de enfermería de los CAP han asumido el grueso de la campaña de vacunación. Está claro que la pandemia ha comportado un gran trabajo añadido al sistema sanitario en todo el territorio.

Sin embargo, esta circunstancia se ha hecho notar todavía más en las zonas que partían de una menor dotación inicial de medios humanos, como el Pirineo de Lleida, que sufre una falta endémica de profesionales. Ya hace más de 15 años que la entonces consellera de Salud Marina Geli anunció la implantación de un plus económico para los que quisieran trabajar en estas comarcas, aunque desde entonces Salud nunca ha aclarado de qué forma se ha aplicado.

Pero más que la cuestión económica, una de las principales causas de este problema es que los titulados de medicina y enfermería, sobre todo los que se encuentran en los primeros años de su actividad, consideran que las opciones de desarrollar una carrera profesional brillante son menores en los centros sanitarios de estas áreas poco pobladas que en los grandes centros de Barcelona. Los medios con los que cuentan estos últimos y la complejidad de las patologías que pueden atender son mucho mayores que los del Pirineo y, en algunos servicios, que los de Lleida ciudad.

Por eso, sería necesario impulsar de forma decidida el trabajo en red entre los grandes hospitales y los más pequeños, de forma que los profesionales de estos últimos puedan beneficiarse de las posibilidades que ofrecen los primeros, y poner en marcha medidas que permitan que el personal de los CAP de zonas rurales disponga también de más medios, apoyo de especialistas y oferta de formación..

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