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Hace apenas un par de semanas nos las prometíamos felices y todo apuntaba a que estábamos ganando, si no la guerra, sí una gran batalla contra la Covid. Con la ayuda de la admirable campaña de vacunaciones, que ha permitido que en el caso de las comarcas leridanas cuatro de cada diez vecinos ya estén inmunizados totalmente, parecía que frenábamos una pandemia que ha tenido en vilo al mundo desde hace un año y medio.

Pero desde hace unos días esta tendencia positiva ha dado un vuelco de 180º y estamos a unos niveles de contagios similares, cuando no superiores, a los de las peores oleadas de esta crisis sanitaria, como por ejemplo hace justo un año, cuando se decretaba por sorpresa el cierre perimetral de la comarca del Segrià. Cabe decir, sin embargo, que las consecuencias físicas de esta nueva etapa son mucho más leves, puesto que los afectados son jóvenes, sin patologías previas como sí ocurrió, y con trágicas consecuencias, hace unos meses, cuando la Covid se cebó en los mayores.

¿Qué ha pasado para este cambio drástico de la situación, con unos índices desbocados y una velocidad de contagio estratosférica? Pues todo indica que hemos bajado la guardia. Tras el fin del estado de emergencia, hace poco menos de dos meses, se fueron relajando las restricciones de forma paulatina y, con el fin del curso escolar y la selectividad, llegaron las esperadas celebraciones tras un año aciago y no todas siguiendo las normas sanitarias recomendadas.

Prueba de ello es que, en el caso de Lleida, la incidencia de los contagios se ha multiplicado por cinco en una semana y la inmensa mayoría de nuevos positivos corresponden a personas jóvenes..

Es por ello que cabe insistir por enésima vez en la necesidad de aumentar al máximo las medidas de precaución y prevención porque, con ellas y el elevado índice de vacunaciones que van beneficiando día a día a más franjas de edad, es posible mantener a raya el virus y, a la vez, evitar colapsos tanto en hospitales como en la asistencia primaria. Es posible llevar un ritmo de vida muy parecido al que estábamos acostumbrados solo siendo precavidos.

Prueba de ello la tenemos en el Canet Rock, festival que concluyó ayer después de que todos los asistentes se sometieran previamente a pruebas de antígenos en diferentes puntos de Catalunya, como Lleida o Tàrrega. El resultado fue que se practicaron 21.000 test de los que 151 dieron positivo, con lo que se evitó que estas personas pudieran expandir la enfermedad.

El resumen, en definitiva, es muy diáfano: es necesario ser responsables y precavidos, manteniendo las recomendaciones sanitarias básicas, a la vez que debe continuar a este buen ritmo la campaña de vacunaciones. Repetimos que hemos ganado batallas a la Covid pero la guerra aún queda pendiente.

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