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Lleno hasta la bandera en el Pallars Sobirà.

El reclamo que supone el festival Esbaiola’t, con epicentro en Esterri d’Àneu, se ha dejado sentir en toda la comarca este fin de semana. Una bombona de oxígeno para el sector turístico en un momento complicado.

Si bien es cierto que los destinos de montaña no han acusado tanto la crisis derivada de las restricciones sanitarias, la situación dista mucho de estar normalizada.

Renunciar a fiestas Patrimonio de la Humanidad como las fallas, que este año han sido en petit comité, pasa factura. Y siempre pendientes de los casos de Covid, una espada de Damocles que sigue amenazando cualquier plan de futuro, aunque sea a medio plazo.

Y la situación no pinta nada bien.

La pandemia sigue desbocada y, aunque la presión hospitalaria, que ya se nota en Barcelona, no ahoga a los profesionales de la demarcación de Lleida, la Primaria está desbordada. El número de consultas a los CAP se ha multiplicado por seis desde el puente de Sant Joan.

Se trata, sobre todo, de visitas de jóvenes, los más afectados en esta sexta ola de la enfermedad en Ponent (la quinta en Catalunya).

En su mayoría son casos leves, pero como ya advirtió el conseller de Salud, Josep Maria Argimon, es cuestión de tiempo que este incremento se empiece a notar en los centros sanitarios y, de hecho, la Generalitat confirmó ayer que hay cuarenta personas menores de 40 años ingresadas en las unidades de cuidados intensivos. El panorama es desalentador, pero hay que tener en cuenta que pese al avance de la enfermedad, que se propaga con más facilidad por la variante Delta, más del 50% de los catalanes ya están inmunizados.

Las vacunas son la clave.

Así, aunque el virus ha vuelto a las residencias donde solo hace unos meses causaba estragos, los usuarios y trabajadores vacunados que se han infectado presentan síntomas leves. Una vez que se ha asumido que la pandemia va para largo, conseguir minimizar sus efectos (sanitarios y económicos) es un logro importante.

De ahí que no hay que bajar la guardia.

Poco ayudan actos como el que organizó el sábado en Balaguer la Dolça Revolució de Josep Pàmies, con Miguel Bosé de estrella invitada. Es surrealista a estas alturas de la película negar la pandemia o los beneficios de la vacunación.

Vetaron la entrada a los “medios de desinformación” [sic] pero parece que los desinformados son ellos.

¿Divorcio amistoso? La salida del Comú del gobierno de la Paeria fue un divorcio amistoso pactado entre esta formación, ERC y JxCat. Pero Podem Cercle de Lleida insiste en que el alcalde, Miquel Pueyo, “no ha sabido liderar un gobierno entre diferentes”.

Derecho a la pataleta o avance de la época de turbulencias que se avecina.

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