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Aunque julio sea un mes tradicionalmente bueno para la creación de empleo y la disminución del paro, lo cierto es que la evolución de los últimos cinco meses permite albergar un ligero optimismo sobre la recuperación de las cifras anteriores a la pandemia.

En julio se registró un descenso récord del paro con casi doscientos mil inscritos menos que en el mes anterior y 365.336 menos que hace justamente un año y récord de afiliación a la Seguridad Social con 19.591.728 trabajadores, 60.000 más que en el récord anterior que se había alcanzado en julio de 2019. Según los responsables de Trabajo se han recuperado nueve de cada diez empleos previos a la pandemia y destacan que desde febrero en que se alcanzó el récord de parados, con cuatro millones, la estadística se ha reducido en 592.000 personas con una recuperación mucho más rápida que la vivida tras la crisis financiera de 2008 cuando se necesitaron 130 meses para recuperar los indicadores previos.

El optimismo viene atemperado por la misma cifra, todavía hay más de tres millones de parados, y porque sigue habiendo más de 300.000 trabajadores acogidos a expedientes de regulación temporal de empleo y otros 200.000 autónomos que en julio necesitaron las ayudas habilitadas por la Seguridad Social contra la pandemia, pero es evidente que las cifras de julio y la secuencia desde marzo son positivas con un descenso paulatino, aunque como se quejan los sindicatos la creación de empleo se basa en contratos temporales y precarización del empleo, pero este es un mal endémico que ya padecíamos antes de la pandemia, como sucede también con las dificultades para crear empleo femenino.

En Lleida, también se registra una evolución positiva con 1.844 parados menos, una bajada del 8,4 por ciento, con respecto a junio, y de 1.408 menos que hace un año en que hubo más empleo agrario.

Este año la creación de empleo ha sido básicamente en el sector servicios a pesar de que el turismo todavía no ha recuperado sus niveles previos. Es significativo que en Lleida sí se ha registrado una bajada significativa de los trabajadores acogidos a ertes porque hemos pasado de 24.338 de junio del año pasado a solo 3.808 este año.

Ahora hay que confiar en que agosto y septiembre, que no son meses tan favorables para la creación de empleo, consoliden la tendencia de los últimos cinco meses.

Tenemos el dato favorable de que el Producto Interior Bruto también sigue una tendencia favorable con un crecimiento del 4,1 en Catalunya en el segundo trimestre, que en términos interanuales representa un 19 por ciento, pero juega en contra del optimismo que la campaña turística tampoco será tan buena como antes de la pandemia por las restricciones al turismo internacional, pero hay que confiar en que con la generalización de vacunas, la economía también remonte.

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