SEGRE

Creado:

Actualizado:

Se cumplen ahora 50 años de la última gran reestructuración municipal que en tiempos del franquismo redujo los municipios de Lleida de 323 a 229 que continúan en la actualidad junto a los dos nuevos aprobados, Riu de Cerdanya y Gimenells, constituidos en la década de los 90 por reivindicación de sus vecinos.

La reducción municipal de hace 50 años se hizo por decreto y con criterios que en algunos casos, como en Isona i Conca Dellà, generaron cierta polémica y en otros como en Tremp se agruparon núcleos de la Terreta que están a 50 kilómetros de la sede municipal, pero desde siempre se ha considerado que eran excesivos municipios para la población que acogen. De hecho, se pasó de 732 municipios que había hasta 1847 a 323 aplicando el criterio de un mínimo de treinta familias por localidad y se volvieron a rebajar a 229 en 1971.

Posteriormente, ha habido intentos de racionalizar el mapa con el informe Roca en el año 2000 que planteaba un mínimo de 250 habitantes por municipio y la misma ley Montoro que en 2013 impulsó sin éxito la fusión de municipios y que se mancomunaran servicios.

Ahora el debate no está explícitamente sobre la mesa, pero la Generalitat tiene pendiente la nueva ley de gobiernos locales y se ha puesto de actualidad la cuestión con la iniciativa de los ayuntamientos extremeños de Villanueva de la Serena y Don Benito, que prevén fusionarse tras un referéndum entre la población para convertirse en la tercera capital de la comunidad. En Lleida, seguimos teniendo 72 ayuntamientos que no alcanzan los 250 habitantes que marcaba el informe Roca y también son muchos los que no alcanzan las treinta familias que se marcó como tope en la primera reestructuración municipal.

Las consecuencias son que estos consistorios no disponen de medios para garantizar servicios a sus vecinos, tiene que compartir secretario y no pueden afrontar el coste o el mantenimiento de muchas infraestructuras.

Es comprensible que todos los pueblos quieran mantener su identidad, su nombre, su historia y su idiosincrasia y que no se pueden imponer fusiones por decreto dibujando como se hizo nuevos municipios sobre el mapa porque no han funcionado y han agravado las diferencias, pero sí que hay fórmulas para conseguir una cierta racionalización en la que todos pueden salir ganando si hay consenso y que la agrupación de pueblos, la mancomunidad de servicios y la colaboración entre núcleos vecinos han de ser fórmulas a explorar en la actual coyuntura en que la amenaza de envejecimiento primero y desertización después amenaza a buena parte de nuestras comarcas. En la mayoría de casos, estos pueblos no tienen medios para diseñar su futuro, pero hay instancias como la Diputación, los Consells Comarcals o la misma Generalitat que pueden asesorar, aconsejar y facilitar el camino a una concentración y una racionalización del mapa.

tracking